De lunes a viernes, a las 19:00, en la av. Mariscal Sucre y Bartolomé de las Casas, los estudiantes del colegio Gran Bretaña se amontonan en la vereda y también en una parte de la calzada de la transitada avenida. Esperan por un bus que los acerque a sus casas. Las altas velocidades a las que circulan los buses y los autos no inquietan a los jóvenes, que entre risas y juegos se empujan hacia la vía.
En los dos costados de la vía, los estudiantes improvisan paradas. Allí no hay infraestructura, señalización o iluminación.
El último viernes, en 15 minutos pasaron tres buses, pero solo uno se detuvo para recoger a los estudiantes. El chofer frena y todos corren desesperados hacia las puertas. Los que no alcanzan a entrar, deciden ir colgados. Los que se quedan, retornan a la intersección y siguen esperando.
Maribel Sulca y Katherine Peralta, estudiantes de primero de bachillerato, viven en el sector La Loma. Ellas comentaron que pese a los riesgos a los que se exponen a diario, no tienen otra opción. “En este sector (av. Mariscal Sucre) no hay paradas. Es peligroso porque los carros pasan rápido y los buses no se detienen”. Las jóvenes esperan entre 15 y 20 minutos por una unidad de transporte.
En marzo, la Dirección de Tránsito y Seguridad Vial de la Secretaría de Movilidad, inició el plan de control de paradas. Los operativos estaban a cargo de 225 policías metropolitanos. Ellos no permitían que los choferes del transporte público se detengan en sitios no autorizados.
A pocas semanas de iniciado el plan, fue suspendido. Vladimir González, director metropolitano de Control de Tránsito y Transporte, informó que los policías que estaban a cargo de los operativos fueron solicitados para el Corredor Sur Occidental y luego para los sectores donde se ejecutan obras que afectan y alteran la circulación vehicular.
En otro sector de la avenida Mariscal Sucre, en la intersección con la calle Benjamín Chávez, la única diferencia es el uniforme de los estudiantes. En esa esquina son los alumnos del Juan Montalvo los que ocupan la vereda y la calzada, mientras esperan una unidad de transporte público.
Miguel Quinteros y Gabriel Valencia, estudiantes de octavo año, reconocieron que para ir al norte, es el sitio más cercano para tomar el bus.
Por la Benjamín Chávez también se ingresa a La Gasca. Ante la presencia de los estudiantes, los choferes de los vehículos frenan de golpe, al verlos correr. Hay choferes que apenas alcanzan a disminuir la velocidad y pitan insistentemente o gritan, pidiendo a los chicos que suban a la acera. En esa intersección no hay semáforos para facilitar el cruce de los peatones.
Patricio Ubidia, presidente de la Comisión de Movilidad del Municipio, informó que están definiendo con las Administraciones Zonales y con la Epmmop para ubicar a las zonas de gran afluencia de alumnos donde no hay infraestructura para ejecutar obras urgentes como la construcción de veredas y paradas. “También queremos incluir al Ministerio de Educación en los controles en los planteles”.
Para Gladys de la Cruz, madre de una estudiante, es indispensable contar con un espacio para que los estudiantes puedan esperar a los buses con seguridad. “Me preocupa cuando regresa sola a casa. Este no es un lugar seguro, pero no hay otra opción”.
En el plan de control se identificaron 425 nuevos puntos de paradas de bus. Estos se localizan en 19 corredores viales del hipercentro de la urbe, incluyendo la avenida Mariscal Sucre. Estaba previsto que en esos sitios se instalara la infraestructura que identifica a una parada.
González reconoció que aún no está definida la fecha para que los policías metropolitanos vuelvan a controlar el respeto a las paradas.
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