Una de las piscinas barriales que aún no recibe mantenimiento es la de Rumihurco, en el sur de la ciudad.
La infraestructura de los vestidores está destruida. Las puertas metálicas están dobladas, no hay vidrios, las tejas del techo y las baldosas de las paredes, alrededor del estanque, están rotas.
La piscina fue construida hace 50 años con el apoyo de los dueños de la hacienda Ibarra y de los primeros habitantes del sector, con mingas se hicieron caminos y se construyeron las canchas de básquet, índor y vóley.
Las instalaciones del balneario están ubicadas en la quebrada Ortega. Según los responsables de la Administración Zonal Quitumbe, al ser un desfogue natural de las laderas del volcán Atacazo, experimenta períodos en los cuales su caudal se incrementa en forma desmedida.
Eso fue lo que ocurrió en el 2008. Mariana Cárdenas, moradora del sector, recordó que después de la inundación que destruyó las instalaciones del balneario se retiraron los juegos infantiles y no se le volvió a dar mantenimiento al lugar.
Desde entonces, el balneario luce deteriorado con basura y palos sobre las aguas que se han tornado verdes.
El Municipio ejecuta trabajos de mitigación como las obras hidráulicas, que se ubican junto a la piscina de Rumihurco. Estas obras forman parte del Programa de saneamiento ambiental (PSA) que maneja el Municipio.
Se ha realizado un estudio integral de los cauces de quebradas, determinándose que toda esta zona es de riesgo. Para la Administración Zonal, eso hace imposible la implementación de equipamiento o servicios.
Actualmente, se realiza un estudio para determinar la integración de la piscina Rumihurco al barrio, con el fin de garantizar el bienestar de la comunidad.
Cárdenas cree que esa es una buena decisión para que los vecinos tengan un sitio seguro para la distracción y el esparcimiento.