La lluvia cayó con intensidad sobre la capital la primera semana de mayo del 2018. En apenas siete días, en algunas estaciones meteorológicas como la de Tababela, llovió el 90% de la cantidad de líquido que se esperaba para todo el mes.
Pablo Llerena, especialista en pronósticos y alertas hidrometeorológicas del Inamhi, explica que esas cifras no necesariamente indican que este mes lloverá más de lo que se esperaba, ya que bien podría ocurrir que no se vuelvan a registrar tormentas de esa magnitud y la cantidad se mantenga dentro de lo normal.
Lo que sí revelan las estadísticas es que en este 2018, la primera semana de mayo soportó un fuerte temporal, mayor que en el mismo período del 2017.
En Tababela, por ejemplo, durante la primera semana de mayo del 2017 llovieron 19 milímetros (litros de agua por cada metro cuadrado), mientras que este año esa cifra se triplicó: 59 milímetros. En otros sectores de la ciudad, como Iñaquito y La Tola, la cantidad de lluvia esta última semana también superó a las registradas el año pasado.
Llerena explica que las precipitaciones van a seguir porque, estadísticamente hablando, hay un período de transición de la época lluviosa a la seca que se da entre mayo y junio, entonces irán disminuyendo en intensidad y frecuencia. De hecho, no se descartan lluvias durante las próximas 72 horas.
Los aguaceros, tormentas eléctricas y granizadas de los últimos días -explica- se debieron a un proceso termodinámico; es decir, al calentamiento de la superficie por ingreso de radiación solar. Cuando se calienta la superficie y ocurre el ingreso de humedad en niveles medios y bajos, se genera una nubosidad que crece verticalmente y puede alcanzar los
12 000 metros. Esta es la que se desata con lluvias intensas y granizo, dependiendo de la altura que alcance.
Las inundaciones ocurren, explica Llerena, cuando llueve con intensidad en un corto período. Usualmente ocurre cuando la cantidad de lluvia sobrepasa los 20 mililitros en 10 o 15 minutos. Entonces, el sistema de alcantarillado se satura y se producen inundaciones.
Los moradores del conjunto residencial El Pinar, en Carapungo (norte de Quito), estaban angustiados la madrugada de ayer (7 de mayo del 2018) porque las fuertes lluvias originaron la acumulación de agua y se inundaron varias casas de esa área.
La emergencia se reportó a las 02:30 de este lunes y fue atendida por los Bomberos de Quito (CBQ), cuyos efectivos retiraron las aguas con bombas de succión. Édison Heredia es propietario de una de las casas afectadas. “En total, unas cinco viviendas tuvieron problemas. No es la primera vez que sucede, cuando llueve esto se empoza y esta agua es de la alcantarilla que viene desde la puerta de arriba del conjunto”.
Como medida de protección, él instaló junto a la puerta un plástico protector, de 60 centímetros de alto, para impedir que el agua pase a su casa. Lamentablemente –explica el vecino- este no pudo contenerla, ingresó y destruyó el parqué del piso.
Juan Zapata, secretario de Seguridad del Municipio, explicó que solo entre el 7 y 6 de mayo ocurrieron 10 emergencias de magnitud, entre ellas ocho inundaciones. Uno de los factores que incide para que se dé la acumulación de agua es que el granizo tarda en derretirse y tapona las alcantarillas. Sin embargo, asegura Zapata, gracias al protocolo de reacción municipal, en menos de dos horas es posible solucionar las inundaciones.
En la actual época lluviosa, en total se han registrado 354 emergencias, de las cuales 195 han sido inundaciones, la mayoría ocurridas en la administración Eugenio Espejo, en el norte de la ciudad. Además, se han reportado 73 deslizamientos de tierra, 48 árboles caídos y 34 colapsos estructurales. Incluso un río se desbordó.
Como resultado, cuatro familias (13 personas) fueron evacuadas, 25 personas resultaron heridas y cinco perdieron la vida.
Solo la mañana de ayer, se registraron cuatro accidentes de autos (tres choques y un volcamiento). Además, fue necesario cerrar el camino antiguo a Nayón, debido a un movimiento en masa en la zona.
Esa es la disposición del Municipio de Quito, luego de que 60 metros cúbicos de tierra se derrumbaran en una de las laderas de ese sector. “Se ha restringido el paso. El mal tiempo provoca que la saturación de agua afloje la tierra y en cualquier momento se venga abajo”, dijo Christian Rivera, de la Secretaría de Riesgos.
Recordó que hace un año hubo otro deslizamiento de mayores proporciones: 300 metros cúbicos aproximadamente. Ante eso, la Alcaldía comenzó a trabajar en el sector y limpió las cunetas ubicadas a los lados de la carretera. También se mejoraron los taludes con limpieza de vegetación.