Ayer, personal de Emaseo recogió basura y algunos desechos especiales en este camión, en la avenida Amazonas. Foto: Ana María Carvajal / EL COMERCIO
El contrato entre Emaseo y Recobaq terminará antes del plazo, previsto originalmente para una duración de cinco años. Según Yolanda Gaete, gerenta de Emaseo, cuando se posesionó a inicios de la actual administración, el contrato tenía seis meses de ejecución y estaban pendientes pagos de planillas, faltaban informes y había retrasos de la empresa contratada.
Actualmente, se han pagado las planillas y se determinaron las multas a Recobaq por los retrasos en la entrega de los recolectores que Emaseo le compró, que ascienden a USD 3 millones, aproximadamente.
Antes de dar por terminado el contrato, Emaseo está asumiendo la operación y mantenimiento de los vehículos y se trabaja en la capacitación a los mecánicos para el manejo de este tipo de maquinaria, que es fabricada en Argentina y en Italia. “No se trata de un cambio de casa, sino de una operación que implica sistemas de información, mantenimiento que no lo hace el señor de la esquina, y de repuestos que se importan para marcas especializadas”, explica Gaete.
Luego de una transición ordenada, dice la funcionaria, el siguiente paso será una terminación del contrato de mutuo acuerdo y se espera que esta se concrete a la brevedad posible, para evitar dificultades financieras en Emaseo y precautelar la operación.
En el momento, la ciudad ya recibió los 54 recolectores nuevos que compró a Recobaq. Cuatro vehículos que tenía Emaseo fueron repotenciados y están pendientes 10 más. Pero Gaete señala que la empresa capitalina se encargará de repararlos o reemplazarlos.
El concejal Omar Cevallos considera acertada la decisión de terminar ese contrato, porque el costo de mantenimiento que significaba era demasiado alto. Considera que el Concejo debe respaldar la decisión y en el futuro dar seguimiento al trabajo de la empresa.
Agrega que la meta de Emaseo debe ser tener liquidez para mantener recolectores y contenedores en buen estado, y así evitar que se descuiden ciertos puntos de la ciudad y la basura se desborde de los contenedores en los barrios.
La empresa recuperó 39 equipos para reforzar la cobertura en zonas con problemas, y en la reposición de maquinaria invirtió USD 4 millones, desde agosto. Adicionalmente, destinó USD 2 millones a otras tareas relacionadas con salud ocupacional, seguridad industrial y planificación detallada de rutas, para optimizarlas y llegar a más lugares con los mismos recursos.
El concejal Cevallos considera importante que se motive a la gente para que saque sus desechos a la hora definida y no coloque artefactos de gran volumen en los contenedores. Cree que se debe concienciar a la ciudadanía para que asuma su parte de responsabilidad.
Emaseo tiene previsto impulsar el próximo 2020 campañas en ese sentido y también emprenderá un plan de recolección diferenciada en 21 barrios, en conjunto con Emgirs y la Secretaría del Ambiente. Tras este plan piloto, la iniciativa podría extenderse al resto de la ciudad paulatinamente.
Luego de una crisis que afectó sobre todo a la recolección de carga lateral en diciembre del 2018, el servicio ha mejorado en barrios como La Ferroviaria, Turubamba, Las Casas, Solanda y El Pintado.
Samuel Vargas, dirigente de La Ferroviaria, cuenta que este se ha regularizado en los horarios habituales, tres veces a la semana, de 19:00 a 01:00. Pero señala que la comunidad propone a Emaseo cambiar el horario a la mañana, porque consideran que así se podría ordenar mejor el servicio.
Otra propuesta ha sido que se coloquen contenedores en las zonas planas, como la Nariz del Diablo, para que la gente que vive en calles más empinadas la deposite ahí y no haya problemas para los vehículos.
Por su parte, la dirigencia del barrio, indica Vargas, ha difundido hojas volantes alertando a la ciudadanía de las multas que se deben pagar por dejar basura en sitios y horarios indebidos, y lograron persuadir a los vecinos de limpiar la esquina entre las calles Carlos Álvarez y Eleodoro Ayala. En su lugar está un mural que pintaron estudiantes de Trabajo Social de la Universidad Central y los moradores del sector.