Con un llamado a la paz y a la hermandad se conmemoró la consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús. En la tradicional Basílica del Voto Nacional se llevó a cabo un acto litúrgico, en el cual cientos de fieles católicos renovaron sus votos y ofrecieron su vida a Dios y a la Santísima Madre.
La misa, que duró aproximadamente dos horas, estuvo presidida por monseñor René Coba, obispo auxiliar de Quito. Durante la mayor parte de la eucaristía, Laura Almeida de Delgado permaneció de rodillas frente al altar. En sus manos sostenía una bandera del Ecuador amarrada a un asta de madera. Sobre su cabeza llevaba un pañuelo blanco.
El 18 de octubre de 1873, durante el segundo período presidencial de Gabriel García Moreno, se firmó el decreto por el cual el Ecuador sería la primera nación del mundo en consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús. Para Almeida, la renovación de los votos es importante porque “el país necesita recuperar los valores cristianos”.
El general Patricio Franco, comandante general de la Policía, aprovechó la eucaristía para, en un momento de oración, pedir por las familias de los uniformados que han fallecido en el cumplimiento de su trabajo. En bancas de madera a y sillas acomodadas alrededor del altar principal, cientos de personas oraban y participaban en la eucaristía con cánticos litúrgicos.
¿Tiene usted un buen corazón?, preguntó el obispo Coba durante el sermón. Para él es importante que las nuevas generaciones recuerden el compromiso espiritual adquirido hace 138 años. Dijo que la Basílica del Voto Nacional es el recuerdo material de aquella primera consagración. Coba explicó que la vivencia de la fe debe llevarse a la práctica en la vida cotidiana, “mediante el cumplimiento responsable de nuestras obligaciones como profesionales, gobernantes, padres de familia, vecinos, etc.”.
La conclusión del sacerdote es que un buen cristiano tiene que ser un buen ciudadano. Mientras un coro juvenil encabezaba los cantos religiosos, la mayoría de devotos católicos se arrodillaba en el frío piso del templo para nuevamente encomendar el país al Sagrado Corazón. Las personas sostenían en sus manos estatuas, banderas e imágenes que fueron bendecidas por Coba.
En la primera fila, Fabricio Correa, junto a su madre, su esposa y su tía, participaron con devoción en el acto litúrgico. Afirmó que los valores morales y las buenas prácticas ciudadanas deben fomentarse en el circulo familiar y consolidarse a través de una buena educación.