Carolina Lastra (nombre protegido) llegó ayer a las 10:00 a la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de Atucucho. Estaba asustada.La vecina de 45 años bajó corriendo desde su domicilio para alertar a los gendarmes sobre un incidente ocurrido a 1km. En las calles 11 y la J.
“En la casa de mi vecina está un hombre drogado y está durmiendo adentro. La señora está sola con su bebé. ¡Ayúdennos!”.
Inmediatamente, el Subteniente Jorge Recalde, jefe de la UPC, junto con dos policías, subió a la camioneta y con Lastra y se dirigieron hacia el lugar donde se encontraba el desconocido. Mientras la camioneta recorría las calles de tierra, el polvo se levantaba. Al llegar, Camila Endara (también nombre protegido) estaba angustiada, con su bebé en los brazos. Es propietaria de una casa que aún está en construcción.
Por eso, dijo, las personas que consumen droga ingresan a su predio por las noches.
“Desde el jueves hasta el sábado es común que vengan personas a consumir drogas. Estamos cansados de esta situación. Pero también estamos amenazados”.
Endara aseguró que el hombre alto, de contextura delgada y de tez clara, se levantó antes de que llegaran los policías. El desconocido se percató de su presencia.
“Huyó por los matorrales, todavía estaba drogado”. En el sitio donde se refugió, se encontraron restos de marihuana.
Según la Policía Comunitaria, los casos más comunes de violencia están relacionados con el consumo de drogas y licor. También hay agresión intrafamiliar y riñas callejeras.
Cada día, los policías de la UPC atienden un promedio de cuatro llamadas de auxilio. Durante los patrullajes atienden, en promedio, a cinco personas.
Según datos del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana, desde enero hasta agosto de esta año se registraron siete muertes violentas en Atucucho. Allí viven 17 200 personas.
La UPC de Atucucho es de una planta. Adentro hay humedad y los vidrios están rotos. Los encargados contaron que un día salieron a una diligencia a la Policía Judicial y cuando regresaron, los cristales ya estaban trizados.
Marina Cortés tiene una tienda en la calle J. Ella reconoce que el barrio es inseguro. En su opinión, la Policía sí ayuda a ahuyentar a los antisociales. “El patrullero recorre a cada momento el sector. Sin embargo, les hace falta personal y combustible”.
Recalde reconoce la falta de personal. “Actualmente en la UPC permanecen tres policías fijos. Realizamos rondas constantes en el sector”.
Moradores y policías coinciden en que la venta de drogas es uno de los problemas más graves de ese barrio. Los gendarmes tienen identificadas a 10 personas que se dedican a este negocio ilícito.
Desde julio, la Policía impulsa el proyecto Cuadra segura, camisetas vías, vecinos solidarios. La iniciativa convoca a los moradores para las rondas nocturnas.
A pesar de ello, hay vecinos que prefieren no salir por las noches. La razón: hay mucho peligro.