Describir la belleza de la mujer quiteña no es una tarea fácil. Encasillarla sería un error, según tres expertos en imagen, pero ellos coinciden en que la capitalina es discreta, elegante, carismática y de buen humor.
El estilista Paolo Enríquez destaca el carisma de la capitalina. “Ella trata de mantener su belleza un poco oculta, no le gusta nada muy exuberante. No quiere demostrar mucho, sino solo destacar su feminidad. Es un poco recatada en su forma de vestir, le gusta estar bien arreglada”.
El clima, el tipo de educación, el entorno… los expertos no saben por qué las quiteñas tienen ese aire de discreción al vestir, que también influye en su personalidad y en su forma de enfrentar la vida.
Según el missólogo Marcos Tapia, a la capitalina no le gusta mucho ‘el destape’, como a las mujeres de otras zonas del país.
Esto se refleja, por ejemplo, en la elección de Reina de Quito, que se hace cada año. “La belleza es igual, porque toda mujer es hermosa. Pero una Reina de Quito no es como una Miss Ecuador, que desfila en traje de baño, se evalúa y muestra más el cuerpo”.
Agrega que el certamen Reina de Quito se orienta más hacia la labor social. En este concurso de belleza se busca encontrar una mujer bonita y con buena producción, pero el certamen no le da demasiada importancia a atributos como la estatura, por ejemplo.
Tapia ha trabajado con mujeres de todo el país, en el concurso Miss Ecuador. En su experiencia ha notado que las quiteñas no se desenvuelven en la pasarela con suficiente destape y agresividad. “Si yo tuviera la oportunidad de preparar una mujer para el Reina de Quito, si cambiaría un poco el estereotipo, la volvería un poco más atrevida, más reina”.
La elegancia es otra característica que destaca Gladys Celi, gerenta de CN Modelos Quito. “La quiteña es clásica, educada en todos los sentidos”, dijo. Para Celi, una candidata a Reina de Quito “sabe caminar, sentarse, mirar, es muy recatada, muy dama. Yo creo que eso es por la cultura que hay en la capital, las familias tienen tradición y educan hacia eso”.
Considera que por ello, la elección de la Reina en Quito es un certamen más formal y sobrio que la elección de soberanas de otras ciudades. “Se busca que la reina sea muy inteligente, que quiera trabajar con la gente”.
Y estos rasgos son comunes en toda quiteña. Celi hace hincapié en que la capitalina “es guapa, bonita, especial. No busca ser sexi, sino sensual y sugestiva”.
No importa si es delgada o gordita, alta o bajita, trigueña o blanca. “Ella es clásica al vestir, es recatada. Es coqueta por naturaleza, pero con discreción”.
Al contrario de las mujeres de otras zonas del país, la capitalina no comunica mucho con su expresión corporal, como otras que se mueven mucho, según Celi. “La quiteña es más gestual, comunica con su rostro, con su mirada”.
Esa comunicación se complementa con el humor. Enríquez y Celi coinciden en que la sal quiteña le da un toque especial a sus mujeres. Pueden parecer serias, pero en el momento oportuno lanzan una broma que hace reír a quienes la rodean. Eso sí -aclara Enríquez- sin ser escandalosas.