A las 23:00, cuando las puertas del Metro de Quito se cierran y los últimos pasajeros abandonan las estaciones, comienza una jornada distinta: silenciosa, intensa, precisa. Mientras la ciudad duerme, bajo tierra se despliega una operación que mantiene vivo al sistema de transporte más moderno del país.
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Desde los talleres y cocheras en Quitumbe, sur de la ciudad, alrededor de 120 personas se activan en distintas áreas. Limpian trenes, revisan rieles, chequean escaleras mecánicas, inspeccionan sistemas eléctricos, prueban pantallas, luces y ventilación. Todo para que a las 05:00, cuando se reanude el servicio, los trenes estén listos.
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Cómo se lavan los trenes del Metro de Quito
Daniel Camba, técnico del área de lavado, guía a uno de los trenes hacia la vía 3, donde se encuentra el pórtico automatizado. “Lavamos con agua reciclada. Tenemos una planta de tratamiento. El agua cae por unas rejillas, va a pozos, se depura y se reutiliza. Así evitamos el desperdicio”, explica con orgullo.
Cada lavado toma 22 minutos. Por la noche, limpian uno o dos trenes; durante el día, entre dos y tres. “Todo el proceso es 100 % automatizado. Solo intervenimos si hay alguna falla”.
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La limpieza interna, un esfuerzo silencioso y cotidiano
Pedro León, un hombre sereno, trabaja junto a cuatro compañeros en la limpieza interior de los vagones. Cada noche, se enfrenta a todo tipo de sorpresas. “Hay días que los trenes están muy sucios, otros no tanto. Pero siempre hay que dejarlos relucientes”, cuenta mientras repasa un asiento con su trapo.
Su jornada empieza en la noche y termina cerca del amanecer. En promedio, limpian 11 trenes por turno. “Una vez encontramos una radio vieja entre la basura, parecía una bomba. Todos se asustaron. También, una vez, al limpiar un vidrio en la estación San Francisco, apareció la marca de una mano de niña. No había nadie. Fue raro”, recuerda.
Pedro tiene dos hijas y trabaja con disciplina. Pide un favor a los usuarios: “Que respeten los espacios, usen los tachos. El Metro es de todos”.
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Mantenimiento integral a los trenes: revisión por kilometraje
Un técnico especializado (quien prefirió no revelar su nombre) explica que el mantenimiento de los trenes se basa en tres tipos de revisión: las inspecciones de seguridad, que se realizan cada 45 días; las inspecciones modulares, que dependen de los kilómetros recorridos por cada unidad; y las correctivas, que se ejecutan cuando la operadora reporta anomalías.
“Dependiendo de la gravedad de cada caso, aplicamos soluciones con el equipo técnico local o con el soporte de nuestra casa matriz en España. Seguimos un manual que clasifica los niveles de atención”, indica.
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Así se revisan los rieles con ultrasonido
Entre las 00:30 y las 03:30, el ingeniero Paul Yovinga recorre las vías con un equipo especial. Es ejecutor de procesos de mantenimiento y su tarea es detectar fallas en los rieles con tecnología de ultrasonido.
“Buscamos discontinuidades internas en los rieles y las soldaduras. Emitimos ondas que rebotan cuando encuentran algo anómalo. Así lo vemos en la pantalla”, explica. Esta tecnología, dice, es única en la región. “Inspeccionamos ambos hilos de vía al mismo tiempo, y hasta ahora no hemos detectado ninguna fractura. Solo perforaciones normales”.
Paul tiene certificación nivel 2 en ultrasonido. “Si hallamos algo grave, lo marcamos y programamos el mantenimiento. Todo está geolocalizado. El protocolo es claro”, asegura.
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Qué se revisa en las estaciones durante la noche
Maximiliano Gutiérrez, profesional de mantenimiento, supervisa los trabajos en las 15 estaciones del sistema. “A las 23:30 empieza la jornada. Revisamos 18 sistemas: escaleras, ascensores, validadores, iluminación, máquinas de venta”, enumera.
El número de técnicos varía según la complejidad de cada noche: entre ocho y 24 por estación. “Hay días con más trabajo, otros más ligeros. Si hay fallas durante la jornada comercial, las resolvemos en la noche. Trabajamos 24/7”.
Cada semana tienen una planificación. Se inspecciona, lubrica, configura. “Todo lo que no se ve, pero que hace que el Metro funcione”.
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Energía 24 horas: el trabajo que no se apaga nunca
Un ejecutivo de Siemens Mobility —quien por razones de seguridad pidió no revelar su nombre— explica cómo funciona el sistema de energía del Metro. “Nos encargamos de las subestaciones de tracción, centros de transformación, catenarias, iluminación del túnel y fuerza. Si una subestación falla, otra toma su lugar. El sistema es robusto”.
Siemens tiene un equipo de 70 técnicos en Quito, más apoyo remoto desde España. “Trabajamos desde las 22:00 hasta las 06:00 y tenemos turnos de inspección durante el día. Atendemos incidentes las 24 horas, los 365 días del año”.
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La seguridad también se mantiene en turnos nocturnos
Marco Hunda, ejecutor de procesos de seguridad y salud ocupacional, coordina que todo se cumpla bajo protocolos estrictos. “Revisamos trenes, estaciones, vías y sistemas eléctricos. Somos entre 100 y 120 personas cada noche. Es como una orquesta que no se detiene”.
Según Hunda, cada tren pasa por mantenimiento preventivo o correctivo según los kilómetros recorridos. “Hay una programación. Revisamos desde los buggies hasta los sistemas electrónicos. Todo debe estar operativo para evitar imprevistos”.