El asalto se dio en las inmedicaciones del Hospital Carlos Andrade Marín Cortesía. Foto: HCAM
Un familiar de Víctor J. fue víctima de un asalto con arma blanca al mediodía del miércoles 3 de febrero del 2021, en las calles Rafael de Soto y Bolivia que se ubican en las inmediaciones del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), en el centro-norte de Quito. El hecho ocurrió mientras la víctima se encontraba al interior de su vehículo.
A continuación el testimonio:
“Antes de las 12:00 me dirigí al hospital Carlos Andrade Marín del IESS para recoger unas medicinas para mi tratamiento. Mi cuñado de buena voluntad se ofreció a llevarme hasta ese centro asistencial en su vehículo. La verdad es que siento miedo al tomar taxis por la inseguridad que se vive en la capital.
Ingresé al establecimiento y él se estacionó en las calles Rafael de Soto y Bolivia. Mientras me esperaba, dejó la ventana de su auto abierta unos 15 centímetros porque hacía bastante calor. Comenzó a revisar su celular y sin darse cuenta un ladrón apareció en el lugar. Sacó un cuchillo y lo ingresó por la ranura de la ventana. Primero lo golpeó con el mango del arma blanca en la cara y luego la colocó sobre el cuello. Le pidió el celular y el dinero que llevaba.
Al mismo tiempo, otro individuo se sentó sobre el parachoques delantero del automotor y observaba el entorno para que nadie se acerque.
Le dio la billetera con USD 20. El individuo se enojó porque no le entregó una cantidad más alta de dinero. Le preguntó ¿seguro que solo eso tienes? Dame todo. Finalmente tomó la cartera, sacó el brazo de la abertura y con su compinche se fueron caminando muy tranquilos. Avanzaron 30 metros, arrojaron la billetera sobre la acera y continuaron por la avenida Universitaria hasta desaparecer.
Mi pariente me contó que el delincuente tenía aproximadamente 40 años. Lo que más me sorprende es que la ventana estaba un poco abierta y de eso se aprovechó para atacar. Tras el incidente, mi cuñado se fue de allí y cuando salí no lo encontré. Lo llamé por teléfono y no me contestó obviamente porque le robaron el móvil.
Minutos después, mi familiar me llamó desde otro teléfono para indicarme que se había ido a la casa de unos allegados que viven cerca y allí me esperó. Al arribar me encontré con la novedad de lo que había sucedido.
Volvimos al sitio, nos comunicamos con el ECU 911 y no obtuvimos respuesta. Estoy seguro de que varias personas han sido víctimas de la inseguridad en esa zona. De hecho, cuando regresamos a las calles Rafael de Soto y Bolivia, un guardia de seguridad que labora en el punto nos dijo que los robos a transeúntes son frecuentes porque la gente parquea allí sus carros.
Hoy, 4 de febrero, tenemos previsto presentar la denuncia. Ya bloqueamos el teléfono y compramos otro chip para que pueda comunicarse”.