Una de las principales quejas de quienes viven en Quito es la congestión vehicular. Sin embargo, cuando se plantea un cambio con el pico y placa hay protestas, pedidos de excepciones, insultos. ¿Al quiteño le molestan los cambios?
En el tiempo actual es muy difícil decir que la gente no acepta los cambios. Culturalmente siempre estamos cambiando. El consumo y la tecnología nos han obligado a modificar y adquirir nuevos roles y nuevos aparatos electrónicos. Sin embargo, los cambios medulares, es decir, los que involucran modificaciones en los comportamientos de la gente, aún son difíciles de aceptar. Las personas no se resisten a los cambios, sino que se han acostumbrado a estilos de vida que están ligados al consumo fácil y excesivo.¿El miedo al cambio es parte de la idiosincrasia quiteña o es pura comodidad?
Cuando una persona conoce a fondo una medida no tiene oposición. Es falso decir que la gente no se suma a un cambio, aunque estas modificaciones sí alteran la cotidianidad del quiteño. La ciudadanía no solo tiene miedo a perder su comodidad, sino también a desvincularse del acelerado ritmo de vida que tienen las ciudades contemporáneas como Quito. Por ejemplo, si por la falta de un buen transporte público la gente empieza a llegar tarde a su trabajo, se está poniendo en riesgo su sustento vital y esto genera molestias a las personas que dejaron sus autos en la casa. La responsabilidad de los cambios no solo es del quiteño, debiera haber también participación de las instituciones del Gobierno.
¿Son las autoridades responsables de que la gente tema a los cambios por fracasos previos?
Sí, las autoridades son corresponsables y lo han sido históricamente, desde el momento en el que se planificó a Quito. Pero los ciudadanos no estamos exentos de esta responsabilidad, ya que debemos reforzar nuestra conciencia pública para desarrollar una ciudad nueva, una ciudad de otro siglo. Esto implica mayor cantidad de planes integrales y participativos. Dentro de esto, el pico y placa es una actividad, no es una solución por sí sola. Si la gente está resistente al proyecto es porque no conoce sobre un plan integral total de movilidad, mas no porque esté en contra del Municipio y sus autoridades.
fakeFCKRemove¿Se puede decir que las autoridades, por su mala planificación, han hecho que la gente tenga rechazo a los cambios colectivos?
La falta de planificación ha ocasionado que la ciudad se desborde y crezca aceleradamente. Esto se evidencia en el excesivo comercio de automotores sin ningún tipo de control y en la escasa planificación para el equilibrio de la ciudad. Quito no tiene vialidad por su distribución topográfica, tampoco tiene un transporte público adecuado, y estos son solo dos de los problemas más grandes que tiene. Si queremos planes integrales de cambio, estos tienen que ser participativos, se debe coordinar medidas tanto de planificación vial como de transporte, en donde se dé prioridad al espacio público.
¿Un rechazo infundado crea desorden?
La gente está dispuesta a aceptar un cambio, porque sabe que de lo contrario se está haciendo daño. Pero estos cambios se deben hacer de forma muy sistémica y entre todos los actores. El Cabildo es quien debe liderar el proceso y debe hacerlo de forma participativa. El pico y placa podría ayudar a la movilidad siempre y cuando no sea la única solución.
Si el cambio, como el pico y placa, fracasa ¿será imposible generar un cambio aún más estructural en cuanto a la movilidad?
fakeFCKRemoveEl problema de la movilidad debía resolverse antes. Ahora se tiene una iniciativa que debe contar con la colaboración de todos. Para esto es necesario que la restricción vehicular esté ya dentro de un gran plan, no se debe esperar a que fracase el pico y placa para aplicar o pensar en una nueva alternativa. Nadie quiere que esta medida fracase, pero tampoco se quiere que nos incomode en nuestra vida profesional.
¿Qué deberían hacer las autoridades para tratar de que la mayor cantidad de gente se adhiera al cambio?
Se debe tener en cuenta dos aspectos: un plan de ordenamiento territorial y una comunicación efectiva. Es indispensable para la ciudad un plan que vaya de la mano con la actualidad que vive. Este proyecto debe ser socializado activamente con la ciudadanía, para que la gente no solo sea quien obedezca sino también quien actúe. Además, debe haber un plan de comunicación que esté basado en la idiosincrasia del quiteño. “El Quito que queremos es el Quito que hacemos” es muy bueno, mientras vaya de la mano con acciones específicas, es decir que se sepa claramente qué es lo que queremos hacer de la ciudad.
¿La oposición al pico y placa tiene un fondo político? Es decir, ¿la gente se opone porque proviene de un grupo de poder o porque la decisión la tomó un político?
Sí y no. Cuando hay un sector político contrario al actual Régimen de hecho va a aprovechar esta cuestión. Pero también hay mucha gente que respalda al Alcalde y está incómoda con la medida, porque es una alternativa que no está obedeciendo a un plan general. El quiteño no conoce un plan ciudadano municipal para poner en eficiencia el transporte y reducir la contaminación, por lo tanto no ve la ganancia que le generará el pico y placa. El Municipio debe dar a conocer el plan integral e movilidad y más que nada, las opciones que tiene el ciudadano para dejar su carro en la casa. Si la ciudad tiene un transporte público eficiente el pico y placa será un éxito.