Solo el tiempo, especialmente aquel que se marque desde el 14 de mayo, servirá para evacuar una gran duda que se fue configurando desde la campaña para la Alcaldía de Quito. Esta se amalgama en una pregunta: ¿hasta dónde llegarán los compromisos, acuerdos o diálogos que hubo entre taxistas y Mauricio Rodas, futuro alcalde?
Esta relación ha sido compleja para varios alcaldes de Quito. En la lista están: Rodrigo Paz, Jamil Mahuad, Paco Moncayo y el mismísimo Augusto Barrera. No han faltado diálogos. Lo que pasa es que los temas, las pretensiones y los anhelos de este gremio no necesariamente engranan o se conectan con los proyectos desarrollados en las administraciones municipales.
Basta un ejemplo: el del trolebús que, prácticamente, movilizó a todo el gremio del transporte en la administración de Mahuad. Ahora, la historia es otra.
Dirigentes consultados por este Diario se han referido a temas como: las tarifas, las patentes municipales, la revisión vehicular, los controles y multas, la regularización y el pico y placa. Son seis puntos que en la práctica se pueden volver difíciles de manejar. Todo está en los canales de negociación y en la voluntad de ceder en las aspiraciones.
De hecho, los taxistas plantean, por ejemplo, ser los ojos de la ciudad y reportar lo que ocurra al Ecu911. Se trata, aclararon, de un voto de confianza por el ofrecimiento del candidato ganador a “darles oídos a sus necesidades”.
Hay un punto de partida: Rodas aclaró que en el acercamiento con este gremio no se definieron compromisos de ninguna forma. Solo se escucharon planteamientos sobre temas administrativos.
La relación Mauricio Rodas-gremio de taxistas está todavía por construirse. Lo que debe primar es el servicio que se da a los habitantes. Aunar acciones para elevar la calidad, pero al mismo tiempo que sea una actividad rentable. Reducciones de trámites y de costos puede ser una alternativa. La palabra la tienen ambos protagonistas.