Los 478 de la fundación española son celebrados por chullas y chagras que de acuerdo con datos del último censo poblacional del 2010, los chagras superan en número a los chullas quiteños.
El chulla quiteño fue un personaje típico que surgió a fines siglo XIX hasta mediados del siglo XX. El chulla fue el prototipo de la vieja ciudad de Quito y se caracterizaba por ser conversador, tenía fama de bohemio y a veces hasta frustrado intelectual, pobre, pero elegante, aunque tenía un solo terno y este generalmente era prestado o alquilado.
Sin duda el chulla quiteño fue uno de los habitantes más característicos de la capital, a ciencia cierta uno de los habitantes más antiguos de Quito.
Según el investigador Fernando Jurado, un conocedor del chulla quiteño, entre las razones por las que el chulla habría empezado a agonizar sería el crecimiento de la ciudad y el surgimiento de una nueva sociedad en la que la televisión reemplazó a los relatos de los abuelos y las tertulias.
Hacia la primera mitad del XX llegan a Quito los chagras que son migrantes provenientes de otras regiones del país.
Según datos del último Censo de Población y Vivienda realizado en el 2010 por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), dos terceras partes de los 2 millones 200 mil habitantes de Quito son chagras. De estas cifras 1 millón 150 mil son mujeres y 1 millón 088 mil son hombres.
El 82% se considera mestizo, el 6% blancos, el 4% indígenas, 4% afroaecuatorianos y 1% son montubios.
De los 779 442 inmigrantes que radican en la capital, el 12% son de Cotopaxi, el 9,6% son de Imbabura, el 9.3% de Chimborazo, el 8,6% de Manabí y de Loja el 8,3%.
El origen etimológico de la palabra chagra proviene de la palabra kichwa ‘chakra’, que se relaciona con la tierra para el cultivo.
A diferencia de la algarabía que se vive en el Casco Colonial, en el norte de la ciudad se observa basura en las vías. La av. Vaca de Castro y Florida amanecieron con desechos y embases de licor. El panorama se repite en la Machala.