Cuidadores de vehículos intentan organizar su trabajo

Este hombre vigila los autos en el sector de La Mariscal, durante las noches.

Este hombre vigila los autos en el sector de La Mariscal, durante las noches.

Miembros de Parqueo Amigo La Mariscal usan uniformes y tienen intercomunicadores. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Ruido, música, alegría y fiesta son la tónica predominante a toda hora en ‘La Zona’, como es conocido el sector de La Mariscal, en Quito. En las noches, la afluencia es mayor. Mientras las demás calles de la ciudad lucen desiertas los miércoles por la noche, por ejemplo, la Foch, la Calama, la Reina Victoria o la Diego de Almagro son un hervidero.

El miércoles anterior (13 de marzo de 2019), el movimiento era mayor que el usual. Hinchas de Liga Deportiva Universitaria y aficionados al fútbol en general acudieron a los bares y restaurantes del sector, para mirar el partido por la Copa Libertadores de América, entre Liga y el Flamengo de Brasil.

Era difícil conseguir un sitio de parqueo en los alrededores de la plaza Foch, considerado el ‘corazón’ de La Mariscal. “Parqueo, parqueo”, anunciaban los cuidadores de carros en los pocos puestos que quedaban libres. Ellos guiaban a los conductores hasta que lograban “cuadrarse bien”.

En ese sector, la mayoría de cuidadores forman parte de la Asociación Parqueo Amigo La Mariscal, pero también hay quienes trabajan de forma independiente. Los primeros usan un uniforme con pantalón negro y chompa azul. Las franjas retrorreflectivas verde agua y plateadas en mangas, bastas y cuerpo de la chompa son por seguridad.

Son 15 y fueron seleccionados con ayuda de la Policía Nacional; trabajan de 17:00 a 03:00 y portan una radio, mediante la cual se comunican con sus compañeros para reportar novedades o pedir apoyo. Su tarifa es de 80 centavos la hora, mientras que en los parqueaderos cerrados cuesta USD 1,50. Su zona de influencia es entre la Cordero y la Wilson y de la Juan León Mera a la 6 de Diciembre, dice Juan Medina, uno de los miembros.

Otros usan chalecos en tonos fosforescentes sobre su ropa. La única identificación de algunos es una franela o un palo y su frase de: “Jefe, yo le cuido; vaya tranquilo”.

En el sector entre la Cordero y la av. Orellana trabaja otro grupo que usa chompas tomates fosforescentes. Esta forma de agrupar a los cuidadores son intentos por organizar una actividad común en las noches, en las calles donde hay parqueaderos de Zona Azul durante el día. Aunque también se realiza a cualquier hora en las calles que no tienen este sistema tarifado.

Este hombre vigila los autos en el sector de La Mariscal, durante las noches. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Gustavo Medrano estaba en el sector el miércoles y afirma que lo que llama la atención es que este servicio, que considera necesario, no esté regulado por entidades municipales. Según su criterio, deberían existir asociaciones autorizadas por el Municipio y con una tarifa fijada por las autoridades.

“Estamos en una zona turística. Se te acercan cuidadores que nadie sabe si serán legales o ilegales. De entrada te entregan un papelito y te dicen que te van a cobrar un dólar la hora, o tres dólares, dependiendo de la hora e incluso de dónde te parquees”, dice.

Él asegura que teme dejar el auto cerca de un sitio de entretenimiento, porque hay riesgo de ataques o robos de los autos. La solución, dice, es que se norme esta práctica. Como usuario, sugiere que se coloquen letreros que indiquen que ese sector está controlado por una asociación y que eso permita a la gente saber que es legal y su auto estará seguro.

Ayer, autoridades de instituciones como la Gerencia de Parqueaderos y la Intendencia de Policía participaron de una mesa de trabajo convocada por la Agencia Metropolitana de Control. Según Alejandra Molina, su principal, está previsto que el miércoles se anuncien las medidas que se tomarán sobre esta actividad que se efectúa en el espacio público.

Mientras tanto, la Agencia seguirá sancionando a quienes realicen actividades económicas en sitios no autorizados. La entidad sancionó con una multa de USD 197 a 820 personas el año pasado; en lo que va del 2019, a 67. En este grupo están los cuidadores de carros.

Las redes sociales se han convertido en espacios para quejas, como la de una cantante que afirma haber sido agredida por cuidadores. Pero la Intendencia recomienda a la gente acudir a la Policía en el momento en que ocurre un delito, para que este sea investigado y sancionado. De lo contrario, es difícil hacerlo cuando ya ha pasado el tiempo.

Para quienes trabajan en los locales, contar con un grupo organizado mejora la seguridad para los negocios y, principalmente, para los usuarios.

Cuando salen a la calle, saludan amigablemente a los cuidadores, les preguntan si hay novedades y les encargan vigilar lo que ocurre en la zona.

Miguel Beltrán, dueño de un bar, y Milton García, dueño de un servicio de catering, sienten más tranquilidad desde que los cuidadores se organizaron en mayo del año pasado. Según su criterio, lo importante es sumar esfuerzos entre negocios, cuidadores y visitantes para mejorar la convivencia.

Así transcurre la noche.

Suplementos digitales