En un cuarto de 3 x 5 metros hay una variedad de guitarras, requintos, arpas y charangos. Es la sede del taller El Cirujano de las Guitarras, ubicado en las avenidas 10 de Agosto y Ramón Borja, en el norte.
El propietario es Iván Ibujes, ebanista de profesión e inventor del ‘cucharófono’, un inusual instrumento de cuerdas construido sobre la base de una ‘mama cuchara’ (cuchara grande de palo). La idea del inusual instrumento fue de un amigo de Ibujes.
Fue en una reunión mientras los dos preparaban tostado y fritada. Tras seis meses de trabajo y una serie de mediciones, el invento se hizo realidad. “Tiene un significado muy especial porque es una creación mía”, dice Ibujes, mientras carga el instrumento con mucho cuidado, como quien protege a un hijo. Se han vendido algunas réplicas y el precio puede oscilar entre USD 200 y USD 400, dependiendo de los acabados y exigencias del cliente.
Como artesano tiene otros instrumentos novedosos. Hace 10 años creó unas flautas o quenas con los huesos de la pata de res. Entre risas, explica que el secreto es preparar un tradicional caldo de patas para que el hueso tome la contextura y firmeza necesaria.
Ahora esos instrumentos no se encuentran en su local, pero en el futuro piensa fabricar varios ejemplares para que clientes y transeúntes puedan apreciar sus creaciones.
Con una guitarra agrietada y sin cuerdas, rememora su infancia. A los nueve años empezó a construir sus primeros instrumentos de viento, cuando pertenecía al grupo folclórico Takynayan.
Así se inició la historia de este músico y artesano, nativo de Santo Domingo de los Tsáchilas. Su padre fue quien le enseñó la técnica y lo guió. “En este trabajo no se vende solo un instrumento, sino se siembra un sueño porque sé que algunos de mis clientes brillarán y serán famosos”.
Sabe reconocer la madera a través del olor, del tacto y del sabor. “Los mejores tablones tienen un sabor agrio, aunque no es recomendable probarlos porque hace daño al estómago”, comenta.
Para él, las mejores tablas para fabricar guitarras son el bálsamo, cedro, laurel negro y capulí. Su conocimiento se debe a su alma aventurera, que le ha permitido viajar por varias ciudades de la Amazonía y por países como Colombia y Venezuela, en donde ha desarrollado sus destrezas como ebanista y músico.
Una de sus mayores satisfacciones es que sus guitarras sean utilizadas por artistas reconocidos en el medio nacional, como los Hermanos Núñez. “Yo gano el básico, pero para mí hay cosas más importantes que el dinero. Una de ellas es la satisfacción personal”.
Como artista se considera retirado del ámbito farandulero. Hace algunos años dejó los escenarios para dedicarse a alabar a Dios con su música. Precisamente, en una de las estanterías que está llena de tarros de laca, cuerdas de guitarra y pedazos de madera se destaca un libro: la Biblia.
“Ahora me dedico a cantarle a Dios y a leer su palabra, porque trae paz a mi vida”. Ibujes sueña con construir su propio estudio musical y grabar un disco con temas cristianos. En octubre fabricará un nuevo instrumento.