Los controles no logran frenar la indisciplina en los espacios públicos del sur y centro de Quito

En el interior del Mercado Mayorista, en el sur, también hubo desorden. Cerca de 90 comerciantes, estibadores, cargadores y cocheros no utilizaron protecciones.

En el interior del Mercado Mayorista, en el sur, también hubo desorden. Cerca de 90 comerciantes, estibadores, cargadores y cocheros no utilizaron protecciones.

En el interior del Mercado Mayorista, en el sur, también hubo desorden. Cerca de 90 comerciantes, estibadores, cargadores y cocheros no utilizaron protecciones. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

La desobediencia persiste en las inmediaciones de los mercados, calles, parques, plazas y canchas pese a que los casos de covid-19 se incrementan de forma acelerada en Quito. Datos del COE provincial refieren que 13 212 contagios se han reportado hasta el jueves 30 de julio del 2020.

En las afueras de los centros de abastos se evidencia desorden y un incremento del comercio informal. Desde las 07:00 de hoy decenas de vendedores autónomos no regularizados trabajaron en las calles Cumandá y Ambato de San Roque, en el Centro Histórico. Nadie respetaba los distanciamientos pese a que la zona se encontraba cercada y agentes metropolitanos patrullaban. A una cuadra se ubica la calle Rocafuerte, la cual soporta el flujo de aproximadamente 100 comerciantes al día que la recorren con toda clase de mercadería. “Lo que ocurre es inmisericorde y nadie respeta las normas de bioseguridad, por eso suben los contagios”, manifestó Gladys Torres, dirigente de El Panecillo.

En la calle Chile y avenida Pichincha, a la altura de La Marín, decenas de comerciantes no cumplieron el distanciamiento. Esthela Domínguez, representante de los vendedores autónomos de ese sector, señaló que siempre tratan de cuidarse para no contagiar a los clientes; sin embargo, comentó que varios compañeros de su gremio ya se enfermaron. “Dependemos de lo que vendemos al día. Necesitamos hacernos las pruebas”.

De forma simultánea, operativos de control se realizaron en las inmediaciones del mercado de Chiriyacu y la Ferroviaria, en el sur. Camiones con militares y policías, así como personal de la Intendencia de Pichincha y la Agencia Metropolitana de Control (AMC) recorrieron estos sitios para supervisar el buen uso de los espacios públicos, el uso de la mascarilla y que se respeten los distanciamientos.

En el parque Las Mallas, localizado en las calles Antonio Bastidas y George Stephenson, se sancionó a tres jóvenes que entrenaban boxeo. Remigio Escobar, funcionario de la Intendencia, indicó que hasta las 11:00 se castigó a seis personas que no utilizar mascarillas y no cumplir los dos metros de distanciamiento. La AMC multó al dueño de una carpintería porque sus empleados se aglomeraron y laboraban sin protecciones faciales.

En las afueras del mercado de Chiriyacu los comerciantes informales trabajaron a vista y paciencia de los agentes de control. Se ubicaron a lo largo de las avenidas Andrés Pérez y Gualberto Pérez con toda clase de productos. En la esquina de la avenida Napo y Casitagua, junto al semáforo, había más de cinco puestos en los que se ofrecían alimentos.

Hortalizas, verduras, frutas, utensilios de cocina y plásticos fueron colocados sobre la calzada. Cuando los vendedores notaban que las autoridades se acercaban, se iban del sitio para evitar que los multen. En el sector de La Magdalena también se desplegaron controles de espacio público, medidas de bioseguridad y comercio no regularizado.

Ciudadanos son revisados en la vereda de la calle Nariz del Diablo. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

“Recuerda que el virus permanece en el aire y superficies, comprar productos en la calle puede ser un foco de infección”, indicó la AMC.

En el interior del Mercado Mayorista, en el sur, también hubo desorden. Cerca de 90 comerciantes, estibadores, cargadores y cocheros no utilizaron protecciones. Algunos escupieron en el piso sin importarles que había gente en los alrededores comprando alimentos. Sin ninguna protección, cargaban los quintales y cajas de productos sobre sus hombros para trasladarlos desde los vehículos hasta los puestos de venta. Cuando se quitaban las mascarillas se tocaban la cara. Al sitio también llegaban clientes que no eran precavidos al tomar las medidas de bioseguridad.

Todos los días se evidencia la indisciplina en las principales vías del sur. La intersección de la calle Julio Andrade y avenida Maldonado, del barrio Nueva Aurora, es un punto en donde convergen cientos de peatones y mercaderes. Para Hugo Vique, morador y dirigente del vecindario, caminar allí es peligroso debido a que los transeúntes se exponen a ser atropellados por los automóviles y buses que se trasladan a exceso de velocidad.

Asegura que las ventas ambulantes son un problema constante ya que la gente se toma las veredas y no respetan las vallas metálicas que la Policía Metropolitana instaló. Esta es incluso utilizada por los autónomos para colgar las bolsas con alimentos. “Cuando hay operativos, los comerciantes se desaparecen y vuelven rápidamente a las aceras cuando se van las autoridades. Al final del día no recogen los desperdicios”.

Lo mismo ocurre al frente del mercado Las Cuadras de Chillogallo, en plena avenida Mariscal Sucre. Desde las 09:00, lo mercaderes se instalan con sus productos y reina el desorden. Cuando llega el mediodía hay más de 20 autónomos ocupando la acera. Otras calles conflictivas son la Manuel Coronado, Agustín Aguinaga, Rafael García, Luis López y Carlos Freire.

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