Actualmente, se aplican cinco contraflujos en la ciudad. En la Autopista General Rumiñahui, en la Simón Bolívar (Nayón) y en la Mariscal Sucre (San Carlos), la medida rige desde esta semana. El Municipio la utiliza como herramienta para facilitar el flujo vehicular en sitios congestionados.
Para Cristóbal Buendía, representante del Observatorio de Movilidad, se los debe aplicar siempre y cuando haya una medición exacta de carga vehicular, por sentido, en la vía. “Con el paso del tiempo, el aumento del parque vehicular y el cambio en el patrón de movilidad, el contraflujo ha disminuido los efectos que inicialmente tuvo”.
Ayer, a las 07:30, en la avenida 5 de Junio, los dos carriles estaban habilitados solo para ir desde el sur al Centro Histórico. A esa hora, el mayor movimiento se registra en ese sentido, por las personas que viven en el sur y van a trabajar al norte. Ellas son las beneficiarias de tener un carril más, pero los afectados son quienes van en sentido contrario: a esa hora había una fuerte congestión en el sector de La Marín.
José Mafla padecía el embotellamiento. Él tiene una microempresa y sabe muy bien que cuando cierran una vía en Quito, las alternas se caotizan. “Al cerrarse la 5 de Junio por el contraflujo, solo quedan dos opciones: La Marín y los túneles”.
Para Mario Gómez, experto en tránsito, el contraflujo no es una medida definitiva, sino momentánea. “Ante esto, el tema es por qué se tiene que aplicar constantemente y la respuesta, obviamente, es que tenemos un serio problema de saturación de vías y no hay una planificación del transporte y la movilidad”.
Añade que aplicar el contraflujo es como poner una curita sobre la hemorragia. “Sirve cuando es una medida para aplicar una emergencia, para resolver temas de circunstancias especiales y no para siempre”.
Desde el lunes pasado, Micaela Morocho hace, en promedio 10 minutos menos, desde el peaje de la Autopista General Rumiñahui hasta El Trébol, a la hora pico de la mañana. Para ella, el contraflujo es una medida eficiente y una buena estrategia para evitar el atascamiento vehicular en esa vía. En cambio, Jorge Mafla va todos los días de Quito a Los Chillos y está molesto porque en la mañana redujeron un carril para circular en ese sentido. “Deberían pensar en soluciones más integrales, porque benefician a unos y perjudican a otros”.
Fabián Uzcátegui, jefe de Infraestructura del Consejo Provincial, informó que el contraflujo en la Autopista General Rumiñahui es el primero que ejecuta la entidad (los cuatro restantes son dispuestos por el Municipio) y que en dos semanas estará listo un informe técnico. “Con los datos que se obtengan se establecerá si se modifica esta medida de restricción vehicular o se la mantiene”.
Este Diario consultó a la Secretaría de Movilidad del Municipio sobre la efectividad de los contrafujos que se realizan en la ciudad, pero no hubo respuesta. Solo se indicó que toda la información sobre el tema estaba en la página oficial de noticias del Cabildo. Allí se despliegan los horarios y los sectores donde se los aplica.
De acuerdo con un estudio realizado por el Municipio, que en la ciudad se realizan 4 271 565 viajes cada día, de los cuales 3 603 609 son en vehículo.
El contraflujo arrancó hace 8 años y partió de un levantamiento de datos a través de conteos vehiculares. Así lo explicó Juan Zapata, ingeniero en tránsito de la Policía, quien participó en los estudios para el primer modelo en Quito. “La estructura vial (en forma de corbatín) no tiene la capacidad para el número de vehículos. Entonces, lo que se hizo es optimizar la capacidad en forma horaria”, explicó.
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