La vecindad, las leyendas, las tradiciones y la picardía del quiteño eran parte de sus relatos diarios. Marco Chiriboga Villaquirán, periodista, pero, sobre todo, un apasionado por Quito, falleció a los 66 años.
La vista de la ciudad, desde los ventanales, desde algún punto de las laderas del Pichincha es parte del orgullo del quiteño, así como la costumbre de saludar al vecino. Chiriboga era, como lo mencionaba en sus locuciones en radios de la ciudad y editoriales, un asiduo promotor de la buena vecindad.
Chiriboga publicó más de 20 libros. ‘Vida, pasión y muerte de Eugenio Espejo’ es una de las obras que sobresale en su trayectoria. También, incursionó en la poesía y fue uno de los promotores de vestir a los balcones del Centro Histórico con la flor emblemática de Quito: el geranio.
Entre sus primeros pasos se puede mencionar la colaboración con el diario Últimas Noticias. Además, fue editorialista del rotativo La Hora. En este último mencionó: “No cuesta absolutamente nada decir buenos días, buenas tardes cuando subimos al ascensor. Quito está hecho por los quiteños. Nosotros somos la parte sustancial de esta ciudad”.
A la trayectoria de Chiriboga hay que agregarle la dirección de la Sección Latinoamericana de la editorial italiana Rizzoli y la alemana, Adler’s Foreign Books. A su regreso al Ecuador, inicia su propia empresa editorial “Panorama” y publica varias revistas especializadas, como Panorama Médico.
Luego de una extensa carrera, la voz de ‘Voy a contarles de una ciudad llamada Quito‘, se apagó.