El parque de San Juan es uno de los espacios que se han rehabilitado gracias a los presupuestos participativos. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
Son obras donde la voz de la gente es la que manda. Este año, USD 25 millones están destinados a 683 proyectos de barrio, trabajos que fueron priorizados por los vecinos.
Durante la primera semana de mayo comenzará a construirse la segunda etapa del coliseo de Perucho, empezarán a edificarse el cerramiento, los graderíos, los camerinos y baños en una cancha de Guayllabamba. También arrancará la rehabilitación de un parque en Toctiuco.
¿Qué es lo que las distintas comunidades de Quito priorizaron para este año? Los pedidos se clasifican en tres tipos: 38% vialidad (todo lo relacionado con adoquinados, empedrado, nivelado de vías, etc.), el 46% espacios públicos (lo que tiene que ver con parques, juegos infantiles, etc), y 16% infraestructura (casa comunal, cerramientos y otros).
Cada barrio eligió obras con base en sus necesidades no resueltas. En su mayoría, aquellas parroquias alejadas optaron por intervenciones relacionadas con vialidad, mientras que las zonas cercanas a la urbe, por obras que tienen que ver con recreación.
Antonio Espinoza, director metropolitano de Gestión de Territorio de la Secretaría de Coordinación Territorial y Participación Ciudadana, explica que los barrios se benefician con obras tanto por presupuestos participativos como por las financiadas por las administraciones zonales.
Para este año tomando en cuenta ambas, se tiene planeado invertir USD 37 millones.
La mayor cantidad de obras irá destinada a espacios públicos, pero la inversión más fuerte tiene que ver con vialidad.
Espinoza explica que las intervenciones en vías, como mejoras de caminos, suelen ser más costosas que adecentar un parque o llevar implementos deportivos a una zona.
Quitumbe es la administración zonal donde más obras se realizarán: un total de 171.
Sandra López, coordinadora del foro cultural Quitumbe y dirigente del barrio Solidaridad, donde viven 2 500 personas, explica que se trabaja en asambleas y se analizan las necesidades de cada barrio.
Este año, en Héroes de Paquisha (sur) se adoquinará la vía y se levantarán bordillos con una inversión de USD 173 000. La Cooperativa Mercedes Ayala readecuará su casa comunal por USD 108 000. Pero para López, una de las particularidades de su zona es que los presupuestos participativos también van dirigidos a la cultura. Este año, USD 25 000 se destinaron para eventos culturales.
Cada mes, durante todo el año se harán presentaciones de grupos musicales y de danza conformados por vecinos del sector. El dinero servirá para costear el transporte, las tarimas, sillas, y los profesores para los grupos de danza.
El objetivo es recuperar los espacios públicos con música.
Con el presupuesto del año pasado, se construyó el Centro Cultural Quitumbe, que beneficia a 200 jóvenes y niños.
Espinoza explica que hay ocasiones en las que la comunidad pide obras que no son posibles de realizar. Por ejemplo, piden que se adoquine una vía que no tiene alcantarillado. Si se lo hiciera, para posteriormente colocar el alcantarillado, habría que quitar el adoquín, y sería doble trabajo.
Por esa razón, una vez que ingresa el requerimiento, se llena una ficha de prefactibilidad, donde se hace un análisis técnico junto con la comunidad.
Algo que también suele ocurrir, es que una parroquia al inicio pide varios proyectos pequeños, pero finalmente, decide hacer uno solo, pero de mayor dimensión.
La clave está, para Patricio Borja, coordinador del Cabildo de Puengasí, en el trabajo en equipo. Puengasí está conformado por 18 barrios, y su presupuesto es de USD 160 000.
Cada barrio propone una obra, pero, para ser aprobada, debe ser de interés comunitario, y beneficiar a la mayor cantidad de personas.
Asegura que hay sectores que piden, por ejemplo, bordillos, pero terminan decidiendo que se invierta en habilitación de vías que conecten unos barrios con otros, o mejorar el acceso a escuelas, etc.
Todo eso se discute en la asamblea. El año pasado, cuando él y sus vecinos decidieron qué obras realizar ese 2018, se reunieron una vez por mes.
Este año se construirá una cancha múltiple en San Isidro de Puengasí, el cerramiento de un complejo deportivo en el barrio Manuel Córdova Galarza, el muro de la casa barrial en Sauces del Valle, entre otras.
Para el urbanista Hugo Cisneros, si bien los presupuestos participativos llegan para solucionar deficiencias de la obra pública, no pueden resolver problemas relacionados, por ejemplo, con alcantarillado o agua potable, porque resulta insuficiente, a pesar de que hoy se cuenta con 12 millones más que en el 2013.
Hace falta, dice, un trabajo de concientización para que la gente cuide las obras.