Compradores del proyecto IESS-Ejido reclaman

Promitentes compradores en las afueras de los terrenos donde se levantaría una de las manzanas del proyecto. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Promitentes compradores en las afueras de los terrenos donde se levantaría una de las manzanas del proyecto. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Promitentes compradores en las afueras de los terrenos donde se levantaría una de las manzanas del proyecto. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Desde Latacunga arribó a Quito un grupo de personas que, hace tres años, firmó la promesa de compraventa de departamentos, locales comerciales y sitios de estacionamiento del proyecto IESS-Ejido. Pese a que han cumplido con lo estipulado para recibir esos inmuebles, no se han entregado. Ni siquiera se ha terminado su construcción.

Ellos se reunieron con un grupo de quiteños que se encuentra en la misma situación para compartir experiencias, pero sobre todo para organizarse y exigir respuestas.

El pagar cuotas mensualmente por una construcción que no avanzaba a medida que pasaban los años, los llevó individualmente a acercarse a las oficinas del IESS, del Biess, del Municipio de Quito o de la Empresa Municipal de Hábitat y Vivienda (entidades participantes del proyecto) para conocer en qué estado se encontraba la obra y por qué parecía haberse detenido.

En ese ‘ir y venir’, dejando oficios, pidiendo audiencias, se empezaron a conocer los promitentes compradores (los firmantes de la promesas de compraventa), contó Gonzalo Castro, una de las personas que adquirió tres bienes de este proyecto. Los primeros contactos entre quienes se sienten perjudicados se dieron en octubre del año pasado.

Debieron recibir sus propiedades hace dos años. En este período han tocado varias puertas sin recibir respuesta, por lo que consideraron organizarse para encontrar una salida. Mañana se reunirán en un edificio de las calles Arenas y Vargas, en el centro. Pusieron anuncios, crearon una página en Facebook y una cuenta de correo electrónico, contó Shajaira Lugubin, quien adquirió un bien en este conjunto.

Castro señaló que aún no saben con exactitud cuántas personas están en la misma situación, calculan unas 250. Días antes de la reunión de mañana se han contactado 33 personas.

Este proyecto comprendía cinco manzanas. La construcción de tres de ellas fue asignadas a dos empresas y a un consorcio constructor. Se trata de Edificar, Maldonado Fiallos y Arroyo Otoya. Las otras dos estaban en espera, al menos hasta enero del 2016.

El lunes pasado, este Diario solicitó el detalle del estado actual y del futuro del proyecto al IESS, al Biess y a la Empresa Municipal de Hábitat y Vivienda. Hasta el cierre de esta edición no hubo respuestas.

A las historias de los promitentes compradores les une el esfuerzo económico que hicieron para acceder a un bien.

Guillermina Veintimilla, de 57 años, es una de las personas que arribó desde Latacunga, con su esposo, su hija y su nieta. En una carpeta tenía las promesas de compraventa de dos departamentos que adquirieron su esposo y su hija. Hace ocho años conocieron del proyecto pero hace tres firmaron esos documentos. La pensión de jubilación de su esposo fue empleada para pagar USD
40 618, de un departamento que costaba 64 000.

Susana Moreno, de 65 años, también destinó su jubilación para un local comercial. Ella ya pagó USD 40 000, que corresponde al 50% de ese inmueble. Ella se siente muy afectada porque ha esperado con paciencia y ha creído en las promesas de que la obra se reanudaría pero no ha visto cambios.

Una solución podría ser pedir la devolución de las sumas invertidas. Sin embargo, no parece ser una alternativa real.

Veintimilla, quien hace un año hizo los trámites para desistir de la compra, cuenta que un analista del Biess le dijo que en ese momento la institución no tenía los recursos para cancelarle lo invertido y que debería esperar. Prefirió no continuar con el proceso y esperar a que se reactive este proyecto.

Además, dijo Lugubin: “es injusto que para devolvernos el capital nos resten montos por gastos administrativos y otros rubros cuando fue la otra parte la que no cumplió”.

Otra problemática que han tenido que enfrentar los promitentes compradores ha sido el reajuste del precio de los inmuebles. Veintimilla y Moreno contaron que hasta la fecha les han reajustado en dos ocasiones el precio.

En el 2010, los valores de los departamentos se calculaban entre USD 30 000 y 70 000, de acuerdo con la superficie y el número de dormitorios. Lugubin contó que ese reajuste le significó USD 10 000 más.

El grupo afirmó que se reunió tres veces con la edil Luisa Maldonado, quien preside la Comisión de Hábitat y Vivienda. Agradecieron que con su ayuda conocieran las entidades que están detrás del proyecto; pero, señalan, no ha habido seguimiento. Este Diario pidió una entrevista con ella, pero está de vacaciones.

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