Las ventas ambulantes y las aglomeraciones continúan en distintos sectores de Quito. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Carretillas al borde de la vía, con productos de limpieza, frutas y verduras. Locales de venta de ropa, películas, almuerzos para llevar y aglomeraciones. Estas son algunas de las imágenes que primaron este fin de semana, 25 y 26 de abril del 2020, en Quito, durante la etapa de la emergencia por la expansión del covid-19.
En algunos sectores como el Comité del Pueblo, decenas de personas que hacía fila para comprar en tiendas y micromercados aledaños a los centros de abasto, incluso en otros negocios que no tienen autorización para atender, como bazares y papelerías.
Lo mismo pasó en ferias callejeras, en el sur. La gente no mantenía una distancia mínima de dos metros y varios no usaban mascarillas. Entre los productos más comercializados, además de guantes y protectores, estaban frutas de temporada y lácteos.
La realidad de los dos mercados autorizados para atender durante el fin de semana fue distinta. Tanto en el de abastos de como Conocoto en el de la Ciudadela Ibarra, hubo poca afluencia.
En el establecimiento de a Conocoto se instalará un túnel de desinfección, así dio cuenta Julio César Machado, administrador del lugar. Y como otra alternativa segura frente al abastecimiento de productos, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de Quito, el sábado 25 de abril, anunció que el martes 28 de abril se habilitará una Feria Sanitaria Saludable con productos de primera necesidad. Se llevará a cabo en el parqueadero del estadio del Aucas, en el sur. Con unos 110 comerciantes, de 07:00 a 12:00.
Se exigirá el cumplimiento de medidas de seguridad: distanciamiento de dos metros, uso obligatorio de mascarilla y guantes, respetar vías unidireccionales para la circulación, una persona por familia, no grupos vulnerables. Otra exigencia: no se podrán tocar los productos durante la compra. Si acuden en vehículos, se tomará en cuenta que cumplan con el número de placa habilitado para ese día.
El COE indicó que la feria servirá para mostrar las medidas que regirán en los centros de abasto de la ciudad luego de la cuarentena.
El desorden es evidente en puntos problemáticos como en el Comité del Pueblo, en el norte.
Allí, el recibimiento lo daba una fila de vallas azules, instaladas a la altura de las avenidas Jorge Garcés y Eloy Alfaro. Apenas a unos metros de la barrera, el único indicio de la emergencia: el uso de mascarillas y en algunos casos, guantes. El comercio informal primó a lo largo de la avenida principal del sector. Se ofertada de todo: incluida ropa interior y audífonos para celulares. Y locales de diferentes giros abrieron sus puertas. La Intendencia de Pichincha da cuenta de 832 operativos realizados entre el 12 de marzo y el 24 de abril. Hay, por ejemplo, dos billares clausurados.
En sectores como en las avenidas Amazonas, República, Coruña, 6 de Diciembre, la realidad fue distinta. Aunque, una práctica fue constante: caminatas con mascotas. Ese fue el caso de tres jóvenes que circulaban por la 6 de Diciembre, a la altura de la República.
Además, en varios puntos las actividades no respondía a las restricciones vigentes, como la de no circular vehículos particulares durante el fin de semana. En la avenida República y Pradera, el sábado 25, se instaló un punto de control policial para verificar los salvoconductos.
Pasadas las 14:00, cuando entró en vigencia el toque de queda, aún se podía observar movimiento. En el sector de la Caja del Seguro, por ejemplo, efectivos policiales pidieron detenerse a un grupo de personas que circulaban en bicicleta. Les solicitaron sus documentos.
Hacia el Centro Histórico, quienes permanecían en las calles, aunque pocos, eran personas indigentes, como en la Plaza del Teatro y en el ingreso a la iglesia de La Merced, donde incluso colocaron cartones. Según datos del Patronato San José, en Quito, alrededor de 10 000 personas tienen experiencia de vida en calle.
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