Para entrar al colector de la avenida de Los Granados, en el norte de Quito, hay que tener nervios de acero. Es necesario descender 18 metros por una escalera de madera que se arrima a las paredes del túnel que está cubierta de tablas y varillas. Los minutos pasan lentamente y los murmullos de los obreros desaparecen.
Luego se escucha con fuerza cómo el caudal de las aguas servidas pasa a pocos metros y el olor nauseabundo es repugnante. Esto, que resulta una experiencia nueva para el equipo de EL COMERCIO, para los siete obreros que trabajan en la este lugar ya forma parte de su rutina. Suben y bajan por allí sin temblar siquiera.
Los albañiles abren camino con pico y pala para los nuevos trabajos. Aquí no hay maquinarias, la fuerza la llevan en sus brazos y en las ganas de poner a punto los colectores para evitar que en las épocas de torrenciales lluvias se inunden los sitios vulnerables de la ciudad.
Este colector, que está en obras de mantenimiento, tiene más de 40 años y aunque aún conserva la construcción a base de piedra, una grieta recorre los 151 metros que tiene este tramo.
Ernesto Fonseca es el encargado de alcantarillado de Empresa Pública Metropolitana de Agua (Epmaps). Asegura que al ser un colector que trabaja a presión y a su máxima capacidad se empezaron a formar algunas fisuras en las uniones que hay entre piedra y piedra.
El técnico mencionó que en este lugar se va a construir una especie de bóveda a base de hormigón en la parte alta del colector para dar mayor capacidad al caudal. “Se va a hacer una losa de base, para eso vamos a desviar las aguas servidas mediante un sistema de tuberías que permita hacer una fundición con hormigón armado con un tiempo de vida útil de 50 años”.
Este proyecto, cuya inversión asciende a USD 211 992,33, beneficia a más de 120 000 habitantes de esta zona del Distrito Metropolitano de Quito. El plazo para su ejecución es de 180 días.
Entre las razones que influyen para que existan estos daños en los colectores se destacan el exceso de basura, las conexiones indebidas de alcantarillado, entre otros factores.
Juan Esteban Espinoza, subgerente de Saneamiento de la Epmaps, explica que debido al crecimiento de la ciudad y a la impermeabilización de los suelos, varios de los colectores ya no dan abasto, por lo que cuando llueve las calles se inundan.
Por esta razón se construyen los colectores de alivio debajo del ducto existente. Así, cuando el colector llega a cierto nivel de saturación, las aguas se desbordan y caen al colector nuevo y se soluciona la emergencia.
Espinoza indica que durante los trabajos de inspección en los colectores se ha encontrado con todo tipo de basura. “En una ocasión un colchón estaba obstruyendo el cauce del agua”.
El funcionario menciona que, para asegurar y mantener el correcto funcionamiento del sistema de alcantarillado en la ciudad, la entidad trabaja en la rehabilitación de cinco colectores.
Uno de esos es de la avenida de Los Granados, entre las calles José Queri e Isla Marchena. En este tramo, específicamente, se identificó que había pequeños daños estructurales en la parte superior del colector y conexiones clandestinas.
Las inundaciones afectan a los barrios
Han pasado tres años desde que un torrencial aguacero causó estragos en la ciudadela María Elena Salazar, en el sector de Guajaló, en el sur de Quito. Los recuerdos de los moradores de cómo el agua ingresaba a sus viviendas y locales comerciales aún permanecen vívidos en su mente, a pesar del tiempo transcurrido.
María Fernanda Armas, moradora del sector, recuerda que con palas y escobas los vecinos retiraban los escombros que ingresaban a las viviendas. Otros recuperaban sus enseres y probaban si los electrodomésticos aún funcionaban.
Armas cuenta que producto de estas lluvias el colector de aguas servidas volvió a taparse y no era la primera vez que sucedían estos desastres. Por esa razón, los vecinos se han organizado y están alertas cuando se inicia la época invernal.
Con la llegada de la temporada de lluvias se inician los incidentes. Quito ha padecido durante muchos años este problema, a pesar de contar con una alta cobertura de alcantarillado. Se producen taponamientos, obstrucciones en sus colectores y alcantarillas.
¿Cómo funcionan los colectores?
Los colectores y el sistema de alcantarillado son considerados como las arterias de la ciudad. Por los 847 km que existen en el Distrito Metropolitano de Quito recorren las aguas servidas y aguas lluvia. La capital cuenta con 5 000 km de redes de alcantarillado, de los cuales 400 km son túneles que direccionan el caudal hasta los ríos.
La limpieza y el desalojo de material acumulado en estas estructuras de captación liberan el dique, con el fin de garantizar un adecuado drenaje del agua lluvia y hacer prevención.