Un ataque de molestia de cinco minutos sufrió Diego Salas, ayer, después de que por segunda ocasión su auto (Suzuki Forza) reprobara la revisión vehicular.
El inspector del Colegio 5 de Junio, de 44 años, salió del centro de revisión, ubicado en la Panamericana Sur, kilómetro 9, con las mejillas coloradas y el rostro bañado de sudor; estaba indignado.
En el centro de revisión le negaron el visto bueno porque el faro izquierdo, de la parte frontal del auto de color rojo, estaba ubicado tres centímetros más arriba que el derecho. “¿Cómo es posible que se fijen en esas minucias? Estuve de acuerdo con el primer llamado de atención, pero ponerse a medir la ubicación de los focos me parece exagerado”, dijo.
En la primera revisión, a inicios de este mes, el auto de Salas no pasó la prueba de emisión de gases, por lo cual debió ir a un taller mecánico para que lo calibraran.
Por la urgencia de adquirir el certificado de la Corpaire, el docente se ausentó de sus labores dos veces. Pues el plazo para matricular a su vehículo expira el 31 de marzo.
Después de recibir la noticia del ingeniero, Salas llevó su automóvil a una mecánica cercana para alinear los faros.
Salas arribó al centro de revisión vehicular a las 08:00 y hasta las 10:00 seguía en ayunas. “Pensaba desocuparme rápido, pero fue imposible. Seguramente desayunaré a las tres de la tarde”.
El conductor de 44 años esperó dos horas para ser atendido la primer vez. Para ingresar al centro nuevamente (luego de ir al taller mecánico) debió hacer fila por segunda vez.
Ese mismo tiempo esperó Celso Flores, de 56 años, para que los ingenieros revisaran su automóvil.
El conductor llegó al centro de control por segunda ocasión (el viernes pasado asistió al primer llamado). En la primera revisión le dijeron que debía nivelar la emisión de gases.
Ayer, Flores mitigó la larga espera escuchando melodías de Leo Dan y de Los Terrícolas. Sentado en el asiento de su carro también puso nombres en los CD y los clasificó según el tipo de música. “Así no me aburro tanto y, lo que es más importante, no siento la espera”.
Flores, quien es pequeño empresario, no se quejó por la espera. “Estoy conforme con la atención. La fila de autos es larga pero se mueve rápido”.
Quien también lució inquieto mientras esperaba su turno en la Panamericana fue Gabriel Herrera. El joven de 26 años pidió permiso en el trabajo hasta 11:00 para llevar su vehículo a la revisión. Sin embargo, a esa hora recién ingresaba al patio de control. “Es una pena que justo este día haya tantos carros. Espero llegar al trabajo después de la hora de almuerzo”. Herrera trabaja en el Servicio de Rentas Internas.
Este conductor también acudió ayer por segunda ocasión al control mecánico y de gases. Para la nueva revisión tuvo que cambiar un foco de direccional porque estaba quemado y regular el paso del combustible al motor, para reducir la emisión de gases.
El joven también tiene hasta el 31 de marzo para matricular su automóvil. Hasta ayer, Herrera sumaba dos inasistencias a su lugar de trabajo. Estas faltas serán descontadas de sus vacaciones. “Matricular mi auto es una prioridad para poder circular con normalidad. La malo es que ya tengo dos días menos de vacaciones”.
El funcionario llegó ayer a las 09:30 y hasta las 10:15 todavía no ingresaba a la revisión.