Las vallas metálicas, colocadas en las calles aledañas a la Plaza Grande del Centro Histórico de Quito, se han convertido en un dolor de cabeza permanente para los dueños de negocios y demás comerciantes de la zona.
La mañana de hoy, viernes 23 de julio del 2021, ellos realizaron un plantón para solicitar al Gobierno que deje la práctica de prohibir el paso a la Plaza de la Independencia. “Queremos hacer uso del derecho al trabajo, el cierre de los accesos afecta nuestras economías”, dijo Amanda Tul, propietaria de una peluquería situada en el Palacio Arzobispal.
Los manifestantes coincidieron que en los últimos cuatro años, desde que Lenín Moreno asumió la Presidencia de la República, su situación financiera ha empeorado y piden a las nuevas autoridades que implementen un plan para la recuperación del Casco Colonial.
Para Gladys Torres, dirigente del barrio El Panecillo, otro problema es la peatonalización de las vías que conducen a la Plaza Grande. Juan Morales, dueño desde hace 36 años del delicatessen que vende sándwiches en el mismo lugar, contó que las ventas se han reducido en un 70%. “Pese a la crisis, no hemos eliminado empleados, pero nos endeudamos con préstamos en el banco”.
María Elena Rivera, dueña del restaurante La Vida localizado en el Palacio Arzobispal. Pidió al Gobierno y Municipio que hagan conciencia y apoyen a los empresarios que generan empleo en el Centro Histórico. “Parece que de a poco las cosas mejoran en medio de la pandemia y vemos una luz al final del túnel como si comenzáramos a reactivarnos, pero vuelven a cerrar las calles y nos vuelven a complicar”.
Se quejaron que las últimas semanas la situación ha sido crítica mientras se resolvía el tema de la remoción del exalcalde Jorge Yunda. Se cercaron los accesos y no recibieron clientes, a algunos comerciantes se les dañó la mercadería que adquirieron para sus locales de comidas. “Uno de los vecinos se quedó con la producción de espumillas, sándwiches y un montón de alimentos preparados”, contó Rivera.