La Ley de Tránsito vigente y el reglamento correspondiente no establecen el uso obligatorio del casco para los ciclistas. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Los usuarios de bicicletas se sienten, en su mayoría, ‘a salvo’ cuando circulan en la zona urbana. Algunos viajan sin implementos básicos de seguridad como el casco. Esto fue constatado el pasado miércoles 26 d eoctubre durante un recorrido realizado por tramos de las ciclovías de la calle Luis Cordero y avenida Amazonas, entre las 10:30 y 11:30. Ese día, de 51 ciclistas que circularon por este sector, tres cubrían sus cabezas con estos accesorios.
Aunque la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomendó el lunes 24 de octubre, entre otras medidas, que los usuarios de motocicletas y bicicletas utilicen cascos, en Quito los argumentos para no hacerlo van desde lo legal hasta decisiones personales.
Como la Ley de Tránsito vigente y el reglamento correspondiente no establecen el uso obligatorio de este implemento para los ciclistas, ellos portan estos dispositivos según sus necesidades. Las experiencias, sobre todo, las malas cuentan al momento de elegir.
Para Miguel Aguilar, quien pasó con su bici por la Amazonas el miércoles, las caídas que ha sufrido mientras practicaba down hill o bicicrós le han demostrado que más vale tener la cabeza protegida para minimizar los riesgos en posibles accidentes. Por eso, ha optado por salir siempre con este implemento. “El casco me ha salvado la vida”.
En quienes no priorizan su uso, influye el espacio disponible para cargar objetos extras, la imagen personal y hasta ‘estrategias’ para ser visibilizados en las vías. Kevin Santacruz, estudiante universitario, admitió que le resulta incómodo llevar casco. En su mochila no cabe. Margarita Rivera, usuaria de la bicicleta pública, comentó que debido a las gestiones que realiza como abogada requiere estar impecable. Ella conduce la bici con tacones.
Por su parte, Daniel Stevens, ciclista urbano, consideró que este accesorio debe ser recomendable, pero no obligatorio. “Cuando los conductores ven a un ciclista sin casco se alejan y lo protegen. Los que no cubren sus cabezas tienden a reducir las maniobras riesgosas”.
Entre los colectivos y especialistas en el tema las opiniones están también divididas.
Juan Carlos Avilés, integrante del colectivo Move Bike, mencionó que este implemento se debe priorizar en actividades que representan más riesgos, por ejemplo, ciclismo de montaña. “Este elemento genera molestias: deja marcas en la frente, provoca sudoración, daña el peinado, a las mujeres se les corre el maquillaje. Así no puedes ir a trabajar”.
En la urbe, en lugar de promover la utilización de este accesorio, Avilés consideró que se debe fomentar el respeto entre todos los actores de las vías (peatones, ciclistas, conductores) y mejorar la infraestructura para este colectivo.
Al momento de elegir un casco los interesados deben tomar en cuenta la calidad y características de estos dispositivos.
Este debe estar elaborado con una espuma de absorción resistente a impactos, ranuras de ventilación y un arnés, refirió Paúl Sánchez, ciclista y propietario de un almacén de bicicletas y accesorios. A sus clientes él recomienda adquirir este producto, aunque no tiene tanta acogida. De 15 personas que adquieren una bicicleta al mes, solo cinco compran el casco.
Para Galo Cárdenas, consultor en Transporte Sostenible, el uso del casco debe ser importante para los niños que se movilizan en bicis. En los adultos agregó que no hay evidencia conclusiva de que sea positivo. “Lo único que mejora la seguridad en los ciclistas es la infraestructura, la reducción de la velocidad y la presencia de más ciclistas en las vías”.
Diariamente en la ciudad se realizan alrededor de 13 206 viajes en bicicletas, según la Encuesta de Movilidad. En total son 4,7 millones de viajes, tomando en cuenta al transporte público y privado.
En el país, los ciclistas no son multados por no portar casco, informó Julio Puga, supervisor (e) de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT).
La ley solo sanciona a estos usuarios, al igual que a los motociclistas, por omitir señales de tránsito o circular por sitios no permitidos. En lo que va del año hay 1 640 infraccionados por estas dos faltas, de estos no hay ningún ciclista sancionado, estimó Puga.
A la vez, anunció que desde noviembre se iniciará una campaña para promover la convivencia entre ciclistas, peatones y conductores.