En Carapungo, la gente sufrió para movilizarse a sus trabajos

Este 15 de octubre se iniciaron los trabajos de alcantarillado en Carapungo. Foto: Alfredo Lagla/El Comercio

Autos, buses, ventas ambulantes, ciclistas y cientos de peatones. El ingreso principal a Carapungo, en la calle Luis Vacari y avenida Panamericana Norte, lucía abarrotado. Decenas de personas presurosas intentaban tomar un bus hacia el norte y sur de Quito.
La Empresa Metropolitana de Obras Públicas inició este jueves 15 de octubre del 2015 los trabajos de alcantarillado en ese sector. Allí se construye el intercambiador de Carapungo y eso significa que hasta 15 volquetas y tractores entran y salen desde este populoso punto, ubicado en la parroquia de Calderón con alrededor de 85 000 habitantes.
La ruta principal está bloqueada y en su lugar hay vías alternas para salir a Quito, por la Panamericana y por la avenida Simón Bolívar. Estos trabajos también han obligado a que cambien las paradas de buses y, sobre todo han generado malestares entre los moradores, como Catalina Solano.
La mujer comenta que tuvo que salir media hora antes de su casa, a las 06:00, para llegar hasta el norte de Quito y dejar a su hija en la escuela. Por la mañana quiso tomar un taxirruta pero no encontró ningún vehículo en la calle Luis Vacari, en donde solían tener una parada.
Los vehículos formaron una nueva estación en la calle Alfonso Moncayo, una cuadra más al norte del parque de Carapungo.
Pero Solano encontró otro problema. Los taxistas legales de una cooperativa del sector se disputaban el estacionamiento con los conductores de los taxis informales. Mientras tanto la gente se desesperaba por tomar un bus. Agentes metropolitanos de tránsito intentaban que los dos gremios llegaran a un acuerdo.
"Siempre la gente es la perjudicada", se quejaba Simón Higaldo, quien intentaba tomar un taxiruta para Quito. Cada pasaje le cuesta USD 1, pero en media hora llega hasta la Naciones Unidas.
Los buses de las 11 rutas de transporte público que sirven allí también estaban repletos de pasajeros. Los conductores no se detenían en la paradas y la gente cruzaba por cualquier parte de la calle sin respetar los cruces peatonales.
El caos aumentaba con la presencia de vendedores ambulantes. Ofertaban aguas aromáticas, salchipapas, tortillas de verde, café, fritada, secos de pollo. No solo comida, también pijamas y bufandas para protegerse del frío capitalino. Los vendedores gritaban y se peleaban por un espacio de las maltrechas aceras.
El peatón no tenía más que caminar por la calle e incluso sobre la Panamericana Norte avanzaba. Son ocho los carriles por donde circulan a alta velocidad vehículos pesados, autos pequeños, tráilers de carga y buses de transporte público.
Jorge Vásconez, agente metropolitano de tránsito, dirigió la circulación desde las 06:30. Un grupo de 20 agentes ubicados en el ingreso de Carapungo evitó que se formara congestión vehicular. Sin embargo, el mayor problema ocurrió porque los moradores de la zona recién hoy se informaban de las nuevas rutas y paradas.