Cada vez que Steven Rodríguez se acerca al canil (donde permanecen encerrados los perros) con una correa, Dacota una golden retriever y Hati un biggel se inquietan. Ponen sus patas en el borde de las mallas y ladran. Saben que es la hora del paseo.
Él retira a los animales de sus casas, a las 07:00, los lunes, miércoles y viernes. Recorre con las mascotas las calles del barrio Pinar Bajo, en el norte. La primera parada es en la calle Edmundo Carvajal y Elia Liut. Allí está abierto el local donde se reúne a todas las mascotas para el paseo antiestrés.
Rodríguez llena unas fichas con los datos de los perros que están a su cargo. Uno de ellos es el pequeño Negro, de raza teckel y Calúa, una perrita de pelaje blanco con negro. Al grupo también se suman los cuidadores Álvaro Villa, de 15 años, y Byron García, de 18. Cada uno va con máximo cuatro perros, al paseo matutino.
A las 09:00 empieza el recorrido por la calle Elia Liut. La idea no es llevarles a un parque a que caminen sin razón, sino marcar una ruta por el barrio donde viven. Por ello, el paseo es por las calles.
Para Pablo Rosero, especialista en cuidado de perros y propietario de la tienda Puppys Fashion, de esta forma se les enseña las rutas para regresar a la casa, en caso de que se perdieran.
“El perro se guía por los olores, se ayuda con su orina para marcar el territorio”, cuenta Rosero. Un can puede identificar un olor hasta a 2 km de distancia. La experiencia ha sido positiva. Un ejemplo es el de Lucas, un perro salchicha, que se salió de su casa por accidente, lo buscaron por la ruta de sus paseos y lo encontraron.
Durante el recorrido, los perros van a paso firme y respetan su espacio en la vereda. Dacota y Hati miran, huelen, raspan donde hay tierra e interactúan con el ambiente. No atacan a los transeúntes, tampoco les tienen miedo.
Luego avanzan por la calle Cosme Renella y la av. Brasil. Cruzan las vías por los pasos cebra.
Los perros callejeros son un riesgo durante los paseos, porque buscan peleas. La estrategia, según Villa, es parar la caminata hasta que esos animales se retiren o cambiarse de vereda.
En la jornada del viernes hay momentos de tensión, cuando dos perros, que están detrás de un cerramiento, ladran con insistencia. Los canes del paseo se agitan.
Byron García sujeta con fuerza las correas y arrastra a los animales hacia él, para evitar un pleito.
“Debo estar seguro de lo que hago, sino ellos perciben mi miedo”.
Él tiene palabras claves para comunicarse con los perros.
Por ejemplo “si” para que se sienten; “fui”, para que se peguen a él; y “está”, para que se queden quietos. Los cuidadores llevan fundas plásticas. Si un animal hace sus necesidades deben recogerlas. Eso ocurre por lo menos dos veces durante una caminata.
Los tres cuidadores se declaran adictos a los perros. Por ello, eligieron este oficio, que lo combinan con sus estudios. Su sueño es ser veterinarios. “La paciencia y el amor hacia los animales deben primar”.
Dependiendo de la raza y el tamaño del perro, el paseo puede durar entre 45 y 120 minutos. Los costos del servicio oscilan entre USD 80 y 100 al mes, dependiendo del tamaño del perro.
En los paseos se observa a los cuidadores caminar de forma acelerada. Según Villa, se tiene que ir al paso del animal, no del humano. En la calle, los transeúntes saludan con las mascotas, con frases como ‘pobrecitos’ o ‘qué lindos’. El viernes pasado pasearon en medio de la lluvia.
Una señora reprendió a los cuidadores. “Los perros se van a enfermar”. Pablo Rosero, entre risas, dijo que hay más preocupación por los perros que por ellos. Las mascotas terminaron agotadas.
Los beneficios
El paseo es una necesidad para los animales, por el estilo de vida actual de las familias y el poco espacio.
Ayuda a evitar y a curar el estrés en las mascotas.
Mejora problemas de actitud como morder cosas y hacer sus necesidades dentro de la casa. Antes del adiestramiento necesitan simples caminatas.
En la parte nutricional mejora el apetito, porque el perro deja de ser sedentario y gasta energía.
Ayuda a la socialización con otros perros y con otras personas, así el animal no será agresivo.
Los costos oscilan entre USD 80 y 100. Debe asegurarse que el personal sea entrenado.