Está vivo de milagro. Dice que si no fuera porque avanzó a correr, el camión lo hubiese atropellado a él también.
Raúl Quisay, de 26 años, está sentado en un restaurante en la avenida Córdova Galarza, unos 100 metros al norte del monumento de la Mitad del Mundo. Allí, a las 10:00 de ayer, 15 de marzo, un camión que viajaba sentido Calacalí-Quito perdió pista, se cambió de carril, atropelló a dos obreros que realizaban trabajos en la vereda y fue a parar a un terreno baldío.
Quisay salió a las 09:55 a cambiar un cheque en un banco cercano y cuando caminaba por la vereda oriental escuchó el fuerte sonido de un motor.
Mientras acomoda el cuello ortopédico, cuenta que regresó a ver y miró que el camión se le venía encima. “Dije aquí morí y empecé a correr”. El joven logró alejarse unos cinco metros cuando vio que el vehículo impactó a uno de los hombres que realizaban unos trabajos en la acera. “El carro golpeó al señor, lo elevó por los aires varios metros y me cayó casi encima. Del golpe me lanzó a mí también contra la pared. Ahí me rompí la cabeza y me lesioné el cuello”. En un centro de salud de la zona le cogieron ocho puntos en la frente y le dieron pastillas para el dolor.
En el local de al lado, en la calle Museo Solar, se encuentra Nelly Barrera, quien luego de escuchar el estruendo caminó unos metros y vio lo que había ocurrido. “Sonó como si una volqueta botara ripio”, asegura. Ella lo vio todo. Recuerda que estaban dos trabajadores arrojados en la vereda, desangrándose. En el camión iban las otras cinco personas que resultaron heridas.
Los primeros paramédicos que llegaron fueron los del Cuerpo de Bomberos. Antes, un par de personas se acercaron a los obreros para ayudarlos, pero no pudieron hacer mucho. “Había un señor de unos 50 años, no se podía mover y empezó a vomitar sangre. Él era el más grave”, contó Barrera. Las personas que viajaban en el interior del camión estaban cubiertas de pintura y también fueron trasladadas al Hospital Pablo Arturo Suárez.
Allí, Edy Coral, jefe de la Unidad de Emergencias, informó que a la casa de salud ingresaron siete pacientes. De ellos, lamentablemente, uno falleció. Tenía 50 años.
Otros dos pacientes fueron trasladados al Hospital Eugenio Espejo. Uno tenía un traumatismo cráneo-encefálico. Los cuatro pacientes restantes fueron dados de alta un par de horas después.
A las 13:00, en el lugar del accidente, una wincha intentaba retirar el camión accidentado. El vehículo tenía la cabina completamente destrozada. Dicen los testigos que los socorristas tardaron más de una hora en rescatar al conductor.
El muro que bordea el terreno, donde finalmente el camión se detuvo, cayó. En el suelo había pintura ploma regada sobre la tierra, y unas cobijas y prendas de vestir en un rincón.
Unos 30 vecinos de la zona se reunieron en la entrada del predio y con angustia contaron que no es la primera vez que algo así ocurre en esa vía.
A la Córdova Galarza la llaman la vía de la muerte. Hace seis meses, un niño fue atropellado a pocos metros de donde hoy ocurrió el accidente.
Rafael Méndez, morador, cuenta que a sus 49 años ha aprendido a vivir con el ruido de los motores de las volquetas y los constantes atropellos y choques en la zona. Dice que todos los días escucha frenazos de autos. Su pedido es que las autoridades al menos pongan veredas o pasos peatonales”.