En la parada de bus Seminario Mayor, ubicada en la av. Colón y América, Gabriela Beltrán toma, todos los días, una unidad de la Cooperativa Translatinos. Se dirige a su centro de estudios, en la av. 12 de Octubre, en el norte.
Desde hace algunos días cancela su pasaje al subir a la unidad, antes lo hacía al bajarse. También recibe un tique que avala su pago. El documento tiene una numeración y especifica qué tipo de tarifa es: la normal, de USD 0,25, o la especial, de USD 0,12 para estudiantes, personas de la tercera edad y con discapacidad.
La entrega de tiques se implementó en las 116 unidades que son parte de esta cooperativa.
La medida es parte del sistema de caja común que aplicó Translatinos. Según Jorge Yánez, presidente de la cooperativa, el propósito es controlar la evasión de recursos y mejorar el servicio para los usuarios.
Aclaró que esta iniciativa es propia y no se enmarca en el proyecto del Municipio, que pretende abrir una caja común para todo el transporte público.
Con los tiques se fiscaliza la producción de cada unidad y se reparten los recursos en forma equitativa. Desde este mes, los conductores recibirán salarios fijos de USD 650. A cada uno de ellos se le abrió una cuenta en el Banco de Loja.
Kléver Llachapanta conduce el bus 68 desde hace seis meses.
Para él, el sistema de caja común le beneficia porque ya no debe competir por pasajeros para ganar más. “Con esto también se mejora el servicio a los usuarios”.
Ana Erazo le acompaña en los recorridos que realiza en la ruta Seminario Mayor-Unión Popular. Ella contó que entrega unos 800 tiques al día.
Cada unidad debe cumplir entre cinco y seis vueltas diariamente, depende de la ruta. Al finalizar cada vuelta, los controladores deben entregar la recaudación y solicitar más tiques.
La empresa ha instalado varios puntos para recibir la recaudación y entregar los tiques.
Los recursos ingresan a la cuenta de Translatinos, por medio de un ‘software’ administrativo se controla la producción diaria de los buses y se hace la distribución equitativa.
Para Llachapanta, esto es beneficioso porque se evita pasar cuentas en las noches, luego de la jornada laboral.
Para Gabriela Beltrán, desde que rige este sistema hay más orden y control. “Ya no corretean con otros buses y respetan los turnos”. Con este sistema también se eliminó el control intermedio que se realizaba para verificar el tiempo de viaje de las unidades. Es decir, los controladores ya no deben marcar la tarjeta en diferentes puntos.
Carla Tapia viaja unas tres veces por semana desde la av. América hasta la 6 de Diciembre. Siempre guarda su tique en la cartera.
Para ella, el papel le asegura el pago de su pasaje. “Así ya no nos vuelven a cobrar”.
En un cartel que se exhibe dentro de los buses se recomienda a los usuarios que guarden el documento para poder hacer válido un seguro contra accidentes. Yánez indicó que están finiquitando con una compañía la cobertura de un seguro privado, aparte del SOAT, que beneficie a los usuarios durante los viajes.
La Ordenanza
El 28 de febrero pasado, el Concejo Metropolitano aprobó la Ordenanza que regula el Sistema Metropolitano de Transporte Público de Pasajeros.
Este nuevo régimen jurídico establece que las operadoras se organicen en una caja común.