Buses, comercios y restaurantes vuelven a la ‘normalidad’

El restaurante Vía Partenope, en la av. República de El Salvador, separó las mesas.

El restaurante Vía Partenope, en la av. República de El Salvador, separó las mesas.

En la estación Río Coca, los pasajeros viajaron respetando las medidas sanitarias. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Luego de 78 días de confinamiento, actividades como el transporte público, el comercio, oficinas, empresas privadas, restaurantes, cafeterías y centros comerciales se reanudaron el pasado miércoles 3 de junio de 2020, una vez que la capital cambió al semáforo amarillo.

El primer servicio que se activó con el 50% de aforo fue el transporte municipal y convencional. A las 05:00 empezaron las operaciones en la terminal de Guamaní, en el sur.

A las 06:30, unas 170 personas hacían fila para abordar uno de los articulados del corredor suroriental. Antes de ingresar a la terminal, personal municipal tomaba la temperatura a los pasajeros y se controlaba el uso correcto de la mascarilla.

Asimismo, cuando un articu­lado llegaba del norte de la ciudad se fumigaba el interior de la unidad. Los agentes municipales direccionaban a los usuarios para que hicieran fila y no se formaran aglomeraciones.

En el interior de cada unidad, en cambio, se vigilaba que las personas se ubicasen en los asientos y respetaran el distanciamiento. Por ejemplo, un
trolebús que tiene capacidad para 180 pasajeros ahora debe viajar solo con 45.

Paulina Alomoto llegó a la estación en un bus alimentador desde el barrio Venecia. Usaba mascarilla y se ubicó sobre un círculo que marcaba el distanciamiento de 2 metros. La usuaria se mostró molesta porque ya llevaba 45 minutos esperando en la fila para embarcarse en un articulado.

“Si el Municipio dispuso que los buses viajen solo con la mitad de pasajeros, se debería aumentar más unidades para no tener que esperar tanto”, dijo.

En Guamaní, los agentes municipales y guardias privados tuvieron que lidiar con la ‘viveza criolla’. El policía Daniel Mendoza caminaba a lo largo de la fila para exigir a las personas que se colaban, que se retiren y respeten las medidas.

Mendoza señaló que durante las tres primeras horas, al menos 50 personas trataron de evadir la fila y entrar a las unidades de transporte lo antes posible. Mientras la fila de 170 personas avanzaba, otros 60 usuarios afuera de la terminal esperaban la autorización para ingresar. Para mantener el distanciamiento, los guardias hacían pasar grupos de cinco en cinco.

En la terminal de Quitumbe hubo menos afluencia de público. Ahí confluyen tres servicios de transporte: Corredor Suroriental, Trole y Corredor Suroccidental. En las unidades se observó que había señales para que la gente no ocupase la mitad de los asientos. Tampoco se permitió que los pasajeros vayan de pie.

En las terminales de Carcelén y La Ofelia, los usuarios debieron esperar entre 10 y 15 minutos para abordar los buses. En las ventanillas se cobraba la tarifa de USD 0,25 y la cajera pedía a la gente que pagara con monedas equivalentes a esa cantidad.

El secretario de Movilidad, Guillermo Abad, señaló que ayer prestaron servicio 1 200 buses convencionales y 176 articulados y trolebuses. Reconoció que hay algunos temas que se deben ajustar, uno de ellos es la toma de pruebas PCR a todos los conductores.

En el primer día del semáforo amarillo también se registró enorme movimiento vehicular en las avenidas Mariscal Sucre, a la altura de los túneles; en la autopista General Rumiñahui, Simón Bolívar, Mariana de Jesús, 10 de Agosto, América.

Juan Manuel Aguirre, director de la AMT, indicó que de acuerdo con el número de placa impar, que correspondía al día miércoles, unos 200 000 vehículos estaban autorizados para circular en Quito.

Según el funcionario, 1 100 agentes de tránsito se ubicaron en puntos críticos, como el redondel de El Ciclista, El Trébol, la av. Maldonado y Carapungo para controlar la movilidad. Desde que empezó la emergencia sanitaria, la AMT ha sancionado a 16 200 conductores, la mayoría por mal uso del salvoconducto; y hay 3 900 carros retenidos.

Ayer se evidenció un incremento del comercio informal en sitios como el barrio Nueva Aurora, en el sur. Miles de comerciantes se tomaron las calles de este populoso sector.

El restaurante Vía Partenope, en la av. República de El Salvador, separó las mesas. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Otro servicio que se reanudó fue el de la comida. Varios restaurantes estuvieron abiertos durante el confinamiento estricto, para ofrecer envíos a domicilio. Pero desde ayer recibieron nuevamente a sus clientes en mesas más distanciadas. Todos usaban mascarillas y algunos, protectores faciales.

En la entrada a los locales ubicados en la avenida República de El Salvador (hipercentro) se colocaron bandejas metálicas para desinfectar el calzado. Con termómetro en mano, el personal tomaba la temperatura de la gente que solo podía pasar si usaba mascarilla. Luego, cada persona debía desinfectar sus manos con alcohol o gel antibacterial.

Suplementos digitales