Los buses serán desinfectados en cada vuelta, cuando se encuentren sin pasajeros y al finalizar la jornada. Foto: archivo / EL COMERCIO
A partir de mañana, viernes 21 de agosto del 2020, los buses articulados, biarticulados y alimentadores del sistema de transporte municipal de Quito trabajarán al 75% de su capacidad.
Juan Carlos Nájera, subgerente de la Empresa Metropolitana de Pasajeros, explicó que debido al anuncio sorpresivo del COE nacional, no han tenido tiempo para señalizar el interior de las unidades para su nuevo aforo, por lo que cada persona deberá tomar las distancias respectivas mientras viaja.
Un bus articulado tiene capacidad para llevar 160 pasajeros. Hasta hoy que trabaja al 50%, puede movilizar hasta 80 personas, pero a partir de mañana, trasladará a 120.
Un biarticulado, en cambio, tiene capacidad para 250 pasajeros. Al momento lleva 120 y desde mañana podrá transportar a 186.
Dentro de la unidad, todos los asientos estarán ocupados y el resto deberá viajar de pie. Las ventanas del bus deben permanecer siempre abiertas para que haya ventilación.
El funcionario advierte que una de las ventajas es que los desplazamientos de los pasajeros no son muy largos. El circuito más extenso demora alrededor de 42 minutos, pero una persona no siempre viaja de extremo a extremo. Se calcula que en promedio un pasajero pasa 25 minutos dentro del bus.
Nájera explica que como habrá una reducción del espacio entre personas, es clave que todos los pasajeros sigan cumpliendo con las normas de bioseguridad, como se ha hecho desde que se reiniciaron las operaciones. Es obligatorio el uso de mascarilla para ingresar tanto a las unidades de transporte como a las paradas y estaciones.
Además, antes de entrar, personal municipal deberá tomar la temperatura a los pasajeros y si alguien presenta fiebre de 38° o más, no podrá abordar. Si un pasajero va a estornudar o a toser, deberá cubrirse la boca y nariz con la parte interior del codo. Asimismo, los conductores estarán aislados del resto de pasajeros por una cabina con estructura metálica y deberán seguir usando gafas y mascarilla. Los buses se seguirán desinfectando en cada vuelta, cuando se encuentren sin pasajeros y al finalizar la jornada.
Según Nájera, las personas si están apoyando el funcionamiento correcto de los buses. Cuando observan que la unidad está llena ya no abordan y esperan a la siguiente.
Para reforzar la bioseguridad, la Empresa de Pasajeros está trabajando en la implementación de 50 lavamanos adicionales que serán colocados en todas las estaciones. Cuando el servicio se reactivó, la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento colocó grifos en las estaciones de El Recreo y Quitumbe, pero el objetivo es que todas cuenten con ese servicio. Esperan que la próxima semana se empiece con la colocación de esos implementos.
Nájera cuenta que a partir del 3 de junio, cuando el COE dispuso que se reactive el servicio de transporte urbano y que trabaje al 50% de su capacidad, la empresa municipal optó por reiniciar sus operaciones pero únicamente al 30% de su aforo para medir la respuesta de los pasajeros y evaluar la condición de la ciudad.
Desde mediados de julio, las unidades de transporte empezaron a trabajar al 50% de la capacidad. No obstante, Nájera advierte que la disminución de pasajeros que usan este servicio es mayor.
Antes de la pandemia, el transporte municipal movilizaba cada día un promedio de 650 000 personas. Hoy, apenas lo utilizan 195 000. Lo que implica una reducción en la recaudación.
La empresa asegura que sus arcas reciben apenas el 28% de los ingresos habituales. Es decir, debido a la falta de pasajeros, la empresa dejó de recibir el 72% del monto que antes de la emergencia sanitaria ingresaba por pago de pasajes.
El funcionario explica que en horas pico los buses van con el 50% de su aforo, pero en horas valle circulan prácticamente vacíos.
Como hay menor demanda, la empresa tomó ciertas medidas, por ejemplo, que en horas pico los buses salgan con intervalos de 1 a 2 minutos, para que las personas no deban esperar mucho tiempo y no se formen largas filas que puedan causar aglomeraciones. Además, se ha aumentado la oferta de buses en los circuitos principales.
En horas valle, en cambio, el intervalo entre cada unidad es de entre 3 y 4 minutos. El objetivo es que los buses vayan más distanciados, ya que si el bus circula menos, gasta menos.
Antes de la pandemia, cada articulado daba 10 vueltas al circuito, hoy da ocho. Además, hay otras restricciones. Antes se trabajaba de 05:00 a 24:00, pero hoy, lo hacen de 05:00 a 19:30 de lunes a jueves; los viernes y sábados sirven hasta las 17:30. Además, el domingo no circulan. Paralelamente, el servicio de velada (que se ofrecía toda la noche y madrugada) se suspendió.
Si una persona advierte que un bus municipal está excediendo su capacidad, debe llamar al 911, para que se coordine con un agente metropolitano de tránsito, se detenga al bus, se baje al exceso de pasajeros. Según el funcionario, cuando un conductor nota que la gente no está cumpliendo con el aforo, y a pesar de estar lleno el bus, los pasajeros siguen subiendo, da una alerta por la radio para que el centro de control coordine y solucione el problema.