La emergencia ocurre en el barrio La Unión, en el sector La Libertad, en el centro de Quito. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Por una serpenteante escalinata bajan y suben velozmente los bomberos, niños, adultos y hasta perros callejeros. Son más de 100 gradas que limitan con un extenso terreno baldío, que en la noche de este 23 de agosto del 2016 se consumía por las llamas, seco por el verano.
La emergencia ocurre en el barrio La Unión, en el sector La Libertad, en el centro de Quito. A las 20:20 aún había personal del Cuerpo de Bomberos trabajando en el sitio. También los vecinos y los niños, quienes en particular creían que se trataba de un juego, intentaban ayudar con pequeñas cubetas de agua y a halar la manguera de la motobomba.
Según el policía Ánguel Túqerrez, designado a ese barrio, el incendio comenzó a las 17:00. Las causas no se conocen, pero los primeros en alertar fueron los niños que jugaban en ese terreno. “Encontramos que los pequeños estaban intentando apagar las llamas con unas ramas de árboles, pero el fuego se extendía cada vez más; por eso primero evacuamos a los menores”, dijo el agente.
En la Cima de la Libertad en Quito, se produjo un incendio. Los bomberos realizaron las labores de apagar el siniestro. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
Los moradores, cuyas viviendas colindan con el terreno, intentan protegerse del humo con bufandas con las que se cubren la nariz. Otros, que también decidieron ayudar, reparten agua entre los uniformados. A ese sector acudieron tres carros motobombas y unos ocho bomberos.
En la Cima de la Libertad en Quito, se produjo un incendio. Los bomberos realizaron las labores de apagar el siniestro. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
Este es el quinto incendio que se reporta en la ciudad en este martes 23 de agosto. Las otras emergencias ocurrieron en La Bota, el Panecillo, Conocoto y Cinco de Junio. Todos fueron ya controlados por los uniformados.
Hasta esta tarde, Eber Arroyo, comandante del Cuerpo de Bomberos, aseguró que durante el verano se han consumido 50 hectáreas de vegetación. El año pasado fueron afectados por las llamas 3 000 hectáreas y aunque esa reducción es alentadora “sería mejor que se respete la vida y no se queme ni destruya la naturaleza”, dijo Arroyo, durante la presentación de la campaña Yo amo mis bosques.