Papeles, fundas y otros desperdicios estaban amontonados ayer en el parterre de la vía Bernardo de Legarda y calle A, en el norte, a las 09:45. Por ese sector, el carro recolector de basura no pasa los martes, lo hace solo los lunes, miércoles y viernes.
Los vecinos del barrio conocen que el carro recolector pasa a las 10:00 y que solo a esa hora deben sacar la basura a la vereda. Para Mariana Andino, propietaria de un local de cabinas telefónicas, son personas de otros sectores quienes no colaboran con la limpieza del barrio. “Vienen en sus carros y dejan sacos con basura”.
Fernando Vallejo, otro morador, contó que una vez sacó a las 08:00 y un policía le advirtió que sería sancionado. “Me dijo que debía respetar el horario”. Pero hay vecinos que no acatan los horarios y sacan los desperdicios desde la noche anterior.
En esta calle hay permanente presencia de perros callejeros que rompen las fundas y riegan los desechos en las veredas. A estos se suma que algunos vecinos sacan a sus mascotas para que hagan sus necesidades en las aceras. Cecilia Ortega es una de las vecinas que limpia el frente de su casa todas las mañanas.
La Empresa Pública Metropolitana de Aseo (Emaseo) dispone de 1 100 obreros y 180 carros para las labores de barrido y recolección. En cada zona se lo hace pasando un día. Solo en el Centro Histórico el servicio es diario.
En el barrido de calles se recogen 100 toneladas diarias de residuos sólidos, entre ellos envolturas de alimentos, envases plásticos y vidrios. En menor cantidad residuos de árboles. Diariamente, Emaseo recolecta 1 600 toneladas de basura que se produce en el sur, centro, norte y en las parroquias rurales.
Los montones de basura en las calles también son comunes en sectores como Agua Clara.
En la calle Nazacota Puento y Real Audiencia ayer estaban acumuladas ramas de árboles naturales, que copaban toda la vereda. Los transeúntes debían bajar a la calzada para cruzar. En las calles Libertad y Machala permanecían en la acera restos de árboles de Navidad.
Según datos de Emaseo, un obrero que trabaja en la recolección de basura carga diariamente un promedio de cinco toneladas, lo que equivale a 380 cilindros de gas llenos. Además, recorre 15 km al día, en promedio.
En el centro de la ciudad, un foco de suciedad son las calles aledañas al mercado de San Roque. El mal olor es permanente.
Los vendedores se han tomado las veredas y allí depositan las cortezas de hortalizas y restos de sus productos que en el piso se mezclan con desperdicios como platos y vasos plásticos, papeles, fundas, entre otros. La calzada, por donde circulan los compradores, es hasta pegajosa.
Hay basura por todos lados, en los parqueaderos y hasta en las gradas de ingreso al mercado, a pesar de que los barrenderos de Emaseo limpian constantemente el sector. Más al sur , la situación es similar, en la calle Rafael Arteta.
Allí, la basura se acumula en dos partes: en las rieles del tren y en los exteriores del mercado de El Antiguo Camal. En las rieles, los desperdicios están regados por todo lado. En los días de recolección, las fundas y sacos con basura se colocan sobre la vía del tren. También hay pestilencia.
Uno de los parqueaderos del mercado se ha convertido en botadero de los comerciantes. Pasado el mediodía se forma una montaña de basura. Los vecinos caminan entre los desechos.
Las sanciones
La Ordenanza Metropolitana 332 de Gestión Integral de Residuos establece tres tipos de contravenciones.
Las de primera (como tener sucia y descuidada la acera del frente) reciben una multa del 0,2% del Salario Básico Unificado (SBU).
Las de segunda clase (como incinerar a cielo abierto la basura) tienen una multa equivalente al 0,5% del SBU.
Las de tercera clase (como abandonar en el espacio público animales muertos) serán multadas con 2 SBU (USD 528).
En el 2011, desde el 4 de abril hasta el 31 de diciembre se registraron 6 831 contravenciones.Las más recurrentes fueron orinar en el espacio público y tener sucia y descuidada la acera frontal.