El ‘Avispero’ se toma Quito las noches de los jueves

Las Vespas son motos que nacieron en Italia hace 76 años, y hoy tienen un espacio fijo en la capital gracias al Club 'El Avispero'. Foto: Julio Estrella / El Comercio
Es la única moto que para montarla no se debe abrir las piernas como si se fuese a cabalgar. A la Vespa se la monta con las piernas cerradas y colocadas en la parte frontal.
Es más cómoda para una mujer porque puede conducirla usando tacones o falda, y sin temor a que un auto calcule mal y le lastime los muslos. En Quito no es común ver mujeres conduciendo vehículos de dos ruedas, pero en el Vespa Club Ecuador El Avispero, el 35% de los miembros es mujer.
Carlos Echeverría es el presidente de la agrupación que reúne a 110 personas. Se unió al club hace 10 años, y desde entonces, cada jueves (excepto cuando llueve), sale junto a sus amigos a rodar por las calles de Quito, como un enjambre en busca de un panal.
Vespa es una palabra italiana que significa avispa. Dicen los conocidos en el tema que se la bautizó así por su forma similar a la del insecto, y por la agilidad y rapidez con la que se mueve sobre el pavimento.
Solo quienes saben de motos podrían identificar, sin temor a equivocarse, el sonido del motor de dos tiempos de una Vespa. No ruge como el de una Honda ni retumba como el de una Harley. Es más agudo y seco, como el golpeteo continuo de dos piezas de metal, que a los amantes de este tipo de vehículos les suena a una sinfonía.

Las Vespas son motos que nacieron en Italia hace 76 años, y hoy tienen un espacio fijo en la capital.
El punto de encuentro es en una estación de servicio en la 6 de Diciembre y Orellana, a las 19:30. Está ubicada en el norte de la capital.
Usualmente sale un promedio de 35 personas, dependiendo del mes y del clima. El saludo cálido y el abrazo fraterno dan muestra de que se trata de un grupo de amigos.
Usualmente realizan recorridos que toman entre 45 minutos y una hora. El trayecto termina en el negocio de algún conocido, porque entre sus objetivos está el dinamizar la economía de los emprendimientos.
Hay motos de todos los modelos y colores. La Vespa cuenta con cerca de 150 modelos en el mercado y es la moto más vendida de la historia, con unos 20 millones de unidades. Por eso resulta interesante mirar pasar a los miembros del club. La más antigua que recorre la ciudad es del 60.
Además de las rodadas nocturnas, organizan una actividad mensual que va desde ayudas sociales hasta paseos a la playa. ¿Y si llegan? Echeverría ríe y cuenta que hace cuatro años un grupo de Vespa llegó a Cali, Colombia.
Las motos recorrieron 800 kilómetros de ida. Les tomó dos días en llegar y dos más en regresar.

Otra de las ventajas de estos vehículos es el poco combustible que consumen. Dan hasta 160 kilómetros por galón, es decir, una persona puede llegar desde Quito hasta El Juncal (límite entre Imbabura y Carchi) con USD 2,55 de extra.Hay motos de 150 o 300 centímetros cúbicos, por lo que puede llevar a dos personas sin problema. Echeverría da fe de que los repuestos no son caros. Un mantenimiento cuesta USD 30 y se lo debe hacer cada tres meses.
Se puede comprar una Vespa usada desde USD 2 500, y una nueva hasta por USD 10 000. Para ser miembro solo se debe tener ganas de salir a rodar. El club prefiere las Vespa, pero en realidad aceptan cualquier otro tipo de escúteres. Todos son bienvenidos.
Alejandra Mora es una de las chicas avisperas. Se unió al club en el 2018. Su primer paseo fue un camping en el cráter del Pululahua. Desde niña le gustaron estas motos, por lo que cuando empezó a trabajar y logró reunir un dinero, se la compró. Actualmente es dueña de una Vespa amarilla moderna. Su esposo, Daniel Niquinga, de 36 años, en cambio, tiene una moto negra, pero ella prefiere la suya, porque como menciona, en la Vespa se siente libre.