A las 18:20, la sirena del colegio Juan Montalvo, en el norte, anuncia la hora de salida. La intersección de Benjamín Chávez y Mariscal Sucre se copa de estudiantes que esperan un bus de servicio urbano.
En el sitio improvisaron una parada de bus, allí no hay caseta ni señalización. Los estudiantes y transeúntes se ubican en la vereda. Cuando se acerca un bus, alzan el brazo para que se detenga. Una unidad de la Cooperativa Mitad del Mundo pasa de largo. Los jóvenes continúan la espera hasta que un bus de la empresa San Carlos se detiene en la avenida y se suben al vuelo.
Pamela Dueñas está en el noveno año, ella vive por el sector de El Bosque, más al norte del plantel. Asegura que todos los días espera el bus entre 20 y 40 minutos. “No nos llevan. A veces pasan vacíos pero no paran”. Su compañera Jenifer García está acostumbrada a esperar hasta que anochezca.
A través de un trabajo conjunto entre el Municipio y los operadores de transporte público, se logró identificar 425 nuevos puntos de paradas de bus. Estos se localizan en 19 corredores viales del hipercentro de la urbe, incluyendo la av. Mariscal Sucre.
Ángel Malacatos y Javier Quishpe, de décimo año, viven por El Condado. Aseguran que hay ocasiones que les ha tocado esperar hasta por una hora. “No nos llevan porque pagamos solo medio pasaje (USD 0,12)”, opinan.
Jeremy Villarreal y Kenneth Gaibor, del noveno año, contaron que los buses pasan cada 15 minutos. Por eso prefieren salir en grupo a coger el bus. “Eso nos da seguridad porque acá no hay vigilancia”, dijo Gaibor. Ellos viajan hasta San Anita, en San Carlos.
Junto a esta vereda hay un puente peatonal. La iluminación en la Mariscal Sucre es escasa. Según Lizeth Reino y Yanari Tipantuña, de décimo año, cruzar por este puente es peligroso. Dicen que por allí hay personas que se reúnen a beber y a pedir dinero a los estudiantes. María José Flores, también de décimo, contó que hace un mes le robaron el celular a una compañera.
Durante 11 días, técnicos del Municipio identificaron los ajustes y mejoras que requiere cada sitio. Esto incluye trabajos de señalización, reubicación de paradas y calibración de semáforos.
En el lugar solo los viernes hay policías. Pero según María José Espinoza y Verónica Chugo, los uniformados solo controlan el tránsito. “No nos ayudan para que los conductores de los buses nos lleven. A veces no se respeta el medio pasaje, se hacen los que se olvidan el vuelto o dicen que no tienen sueltos”, dijeron.
Algunos estudiantes como Carlos López prefieren tomar buses que van hacia el sur y quedarse en sectores donde hay paradas grandes como San Roque. “Prefiero pagar doble pasaje, antes que esperar”. A su padre, José López le preocupa esta situación por el doble gasto y el peligro al que se expone su hijo. “No hay control, alguien debería hacer respetar las leyes, los choferes deben llevar a todos”, dijo.
Un nuevo proyecto
Un proyecto municipal identifica puntos de paradas a nivel urbano y parroquial. El trabajo incluye especificaciones sobre la distancia entre paradas, ancho de aceras, atracciones de viajes, tipo y estado de la calzada.
La primera etapa cubre el hipercentro de la ciudad (entre la av. La Florida y la av. Tnte. Hugo Ortiz). La siguiente será intervenir en las cabeceras norte y sur.
La nueva señalización permitirá mejorar el control y el respeto de las paradas.
En el hipercentro hay 297 paradas instaladas. En 250 nuevos puntos se instalarán módulos y en 175 se colocará señalización.