La historia del arupo está profundamente ligada a la cultura y al entorno natural de Ecuador, especialmente en las regiones andinas. En Quito, este árbol es un símbolo del verano.
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Para algunos expertos, como Cecilia Puertas, especialista en botánica, las hermosas flores blancas, rosadas o lilas de los arupos son ideales para embellecer el paisaje urbano de Quito. Florecen durante la temporada de verano.
Eduardo Peralta, investigador y experto en arupos, también resalta el valor cultural de este árbol en su libro El Arupo.
Los arupos vienen desde la Centinela del Sur
Peralta explica que el arupo es un árbol ornamental nativo de la región Andina, específicamente de la provincia de Loja, en el sur de Ecuador, y del norte de Perú.
Por su parte, Puertas señala que este árbol fue descubierto en los bosques secos de Loja y es conocido por su resistencia y capacidad de adaptación a las condiciones climáticas de la Sierra.
Peralta añade que, con el tiempo, el cultivo del arupo se ha extendido por toda la Sierra ecuatoriana, desde Loja hasta Carchi. Los árboles se integran tanto en jardines privados como en espacios públicos de ciudades como Quito, Cuenca y Ambato.
Significado cultural y su aporte al turismo de Quito
Para Peralta, la floración del arupo en Quito es un evento de admiración, ya que marca el inicio del verano. De manera similar, la caída de sus flores coincide con el final de esta temporada, el 21 de septiembre.
Con la aparición de sus coloridas flores, las calles y parques de la ciudad se llenan de belleza, creando un ambiente de paz y orgullo entre los habitantes, según Puertas.
Este fenómeno ha convertido al arupo en un emblema de la identidad de Quito, fortaleciendo el vínculo entre la comunidad y su entorno natural.
Puertas también señala que los arupos contribuyen al desarrollo del turismo urbano, ya que durante la temporada de floración, los parques y avenidas donde estos árboles predominan se convierten en destinos populares para los visitantes que buscan capturar la belleza de la ciudad.
“Este fenómeno no solo promueve la apreciación del medio ambiente, sino que también impulsa la economía local al atraer turistas”, comenta Puertas.
Integración de los arupos en la vida urbana de Quito
El arupo se ha integrado plenamente en el paisaje urbano de muchas ciudades de Ecuador. En Quito, este árbol es un símbolo de la identidad local, presente tanto en espacios públicos como en jardines privados.
Es común encontrar arupos en parques, avenidas y plazas de la capital, destacando especialmente en la Plaza Grande, donde sus flores adornan el entorno histórico y gubernamental, así lo detalla Peralta.
“El florecimiento de los arupos es más que una muestra de belleza natural; es un recordatorio del papel crucial que la naturaleza juega en nuestras ciudades y de la importancia de preservar y valorar nuestras especies nativas”, afirma Puertas.
Percepciones sobre los arupos en Quito
En Quito, los arupos comienzan a florecer desde abril y pueden mantenerse en floración hasta septiembre. Este proceso es heterogéneo, lo que significa que no todos los árboles florecen al mismo tiempo.
Algunos pueden mostrar flores, mientras otros aún tienen hojas y frutos. La floración dura aproximadamente 40 días.
Para Carla Samanate, quien frecuenta el parque La Carolina, observar los arupos le resulta relajante, ya que le trae recuerdos de su época escolar y de las vacaciones.
Ella rememora las visitas con su abuela a la Plaza de la Independencia, donde veía a los árboles “vestidos de rosado”.
En cambio, Oscar Recalde, un contador que trabaja en la avenida República de El Salvador y vive en Cumbayá, comenta que cada vez que nota la floración de los arupos. Se toma un momento para admirarlos. “A veces pasan desapercibidos por el ajetreo de la ciudad, pero cuando uno se detiene un instante, aunque sea en un semáforo, su belleza llama la atención”.