Esta mañana se llevó a cabo una de las ceremonias litúrgicas más importantes de la Semana Santa en la ciudad de Quito. La iglesia de la Catedral capitalina albergó a cientos de feligreses reunidos para presenciar el ritual “Arrastre de Caudas”, que se realiza todos los días miércoles de la semana mayor.
A las doce del medio día un grupo de canónigos realizaron una caminata al interior de la iglesia e iniciaron de esta manera la ceremonia del arrastre. Adornados con túnicas de color blanco disponían todos los elementos necesarios para la apertura ceremonial. Velas, candelabros y sahumerio acompañaban al grupo de religiosos en su marcha, mientras los creyentes ocupaban sus puestos para presenciar el acto.
El Arrastre de Caudas es una ceremonia histórica celebrada por los romanos que posteriormente fue llevada a la ciudad española de Sevilla. Quito es una de las últimas ciudades del mundo católico latinoamericano en realizar esta ceremonia hasta la actualidad.
“Es un ritual muy antiguo que incluso data de las ceremonias romanas en las que se batía estas banderas sobre el cuerpo de los soldados muertos para honrar la vida de ellos”, explicó Luz Elena Coloma, Gerente General de la Empresa Metropolitana de Quito Turismo, institución encargada de realizar el cronograma para la Semana Santa en Quito.
La ceremonia estuvo dirigida por el Arzobispo de Quito y primado del Ecuador Monseñor Fausto Gabriel Trávez, posesionado en su cargo el 22 de Octubre de 2010. Cargado el Lígnum Crucis, un crucifijo de oro adornado con piedras preciosas, que representan los fragmentos de la cruz, realizó su entrada al atrio.
Posteriormente, realizó un recorrido a lo largo de toda la iglesia acompañado de su grupo íntimo de canónigos, así como también de varios jóvenes que lo asistieron en la sagrada liturgia.
Así mismo, el Arzobispo, cerró la ceremonia con el flameo de la bandera negra que lleva una cruz de color rojo en su interior. Los colores tienen un significado simbólico, así por ejemplo el negro hace alusión a la humanidad en tinieblas; el rojo está relacionado con el martirio; el color purpura de la capa del Arzobispo representa a las penitencias y el blanco tiene que ver con la pureza.
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