El impacto positivo, la aceptación de los ciudadanos y la posibilidad de implementar otras alternativas fue lo que impulsó a mantener la actual programación de la medida del pico y placa. Así lo explica Carlos Páez, secretario de Movilidad del Cabildo.
Según un informe realizado por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central, el pico y placa disminuyó en un 3,5% el número de autos que generan congestión en horas pico. Esto pese a que el parque automotor llegó a 465 000 en diciembre del 2010.
Este trabajo también concluyó que durante la aplicación de la medida se redujo un 15% de motos circulando y que los taxis aumentaron en un 11% el número de carreras que realizan por día.
Carlos Chango, conductor de la unidad 2127 de la línea Guajaló-Universidad Central, asegura que luego de la aplicación de la medida de restricción, su recorrido pasó de tres horas a una hora y treinta minutos. “La medida está bien como está”. Fernando Cajas, conductor particular, concuerda con él. Pero asegura que aún falta mejorar las condiciones del sistema de transporte público.
La Corpaire hizo un análisis comparativo sobre el índice de contaminación del aire en los últimos tres años. Según los registros, de Belisario (norte) y El Camal (sur), la concentración de monóxido de carbono (principal contaminante por consumo de combustibles) se redujo entre el 2008 y el 2010, en las horas pico de la mañana y de la tarde. Este índice pasó de 1,4 a 1,3 mg por m³.
Pese a los resultados, Páez concluye que no conviene radicalizar la medida en un plazo muy corto. “Hay algunas opciones que aún deben ser explotadas”. Entre estas están el uso del auto compartido, el transporte institucional y el mejoramiento de los estacionamientos de borde e intermodales.
La aceptación ciudadana también fue importante en el éxito de la medida. Según la última encuesta realizada por el Municipio entre el 4 y 9 junio, el 89% de los encuestados respondieron que la medida contribuyó a disminuir los niveles de congestión. El 92% afirmó que el pico y placa debe mantenerse.
Pero Soraya Vásquez, conductora particular, sostiene que la restricción debería extenderse a todo el día. “En las calles todavía hay largas filas de carros. Durante las horas del pico y placa tampoco se puede circular con rapidez”.
Por su parte, Miguel Ochoa, taxista, afirma que la reducción en la congestión que se experimentó en el inicio de la medida se desvaneció. Por esa razón, durante las horas pico él prefiere tomar carreras solo en el sector sur de la ciudad. “Ya no se puede hablar de horas pico. Todo el día hay trancones en varios sectores y cruzar la ciudad no es conveniente”.
José Segovia, quien conduce un Kia blanco, asegura que se deben aplicar medidas alternativas.
Pero Páez aclara que esta no es una medida aislada sino que está integrada a otros proyectos como la ampliación de la Zona Azul o el incremento en la capacidad de transporte del sistema integrado que pasó de 540 000 viajes diarios a 680 000.
Para Ochoa, el aumento de pasajeros también incidió en la presencia de taxistas ejecutivos en las calles e incentivó la compra de más carros. “Tres familiares compraron otro carro solo para evitar el pico y placa”. La participación de Pichincha en la comercialización de autos nuevos no se ha incrementado. En el 2004, en Pichincha se comercializó el 45% de carros nuevos del parque automotor nacional. En el 2010, esa cifra se redujo al 40%. “Eso demuestra que el pico y placa no disparó la compra de carros”.