Las agresiones a los agentes casi se duplicaron este 2018

Un grupo de agentes metropolitanos se organizó ayer para el control en Las Cuadras.

Un grupo de agentes metropolitanos se organizó ayer para el control en Las Cuadras.

Un grupo de agentes metropolitanos se organizó el pasado lunes 17 de diciembre de 2018 para el control en Las Cuadras. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Cuatro agentes metropolitanos de control trabajaban, el sábado 15 de diciembre de 2018 por la noche, en la avenida Pichincha y calle Inclana, en el sector de La Marín, cuando 10 comerciantes informales los atacaron. Uno de los agentes agredidos tiene una fractura en el pómulo derecho y está en evaluación. Los demás tienen cortes en la cara y hematomas, según Eduardo Mosquera, director general del Cuerpo de Agentes Metropolitanos.

En La Marín y en otros puntos de aglomeración en el Centro Histórico, como la Plaza Grande, la calle Chile, desde la Pichincha hasta la Imbabura y en los alrededores de los centros comerciales del ahorro el comercio informal abunda.

Por la temporada navideña, los controles de ventas ambulantes se intensificaron, pero también la variedad de productos. Ayer, decenas vendían cerezas, que llegan en esta época. Otros ofrecían palosanto y hierbas medicinales como manzanilla y hierbaluisa.

En un recorrido realizado ayer, se sintió tensión en La Marín. En la Chile y Pichincha, unas vendedoras de cigarrillos se alteraron cuando se percataron de que los agentes las observaban. Más arriba, cerca de la Venezuela, un vendedor ofrecía a gritos pelotas de básquet y fútbol mientras otros promocionaban lotería, cigarrillos, medias, papel de regalo, lluvia de estrellas, gorros y adornos navideños.

Una solitaria agente pitaba para pedirles que se retiraran y les decía que no podían vender sin tener permisos. La mayoría no le prestaba atención. Solo apresuraban su paso para alejarse de ella. Al verla, el vendedor de pelotas dejó de ofrecer sus productos como regalos navideños hasta que se fue. Luego siguió en su actividad.

Subiendo por la Chile, solo entre las intersecciones con la Benalcázar y la Imbabura, es decir en un tramo de dos cuadras, había al menos 25 vendedores y ocho agentes metropolitanos, cinco de ellos estaban listos para dirigirse a varios sectores aledaños.

Otros agentes que caminaban por la Plaza del Teatro afirmaron que la situación se complica por las tardes y noches, especialmente de miércoles a sábado. Tanto agentes como comerciantes accedían ayer a contar lo que ocurría, pero sin revelar sus nombres.

Algunos vendedores promocionan alimentos preparados al instante, como tortillas de choclo con queso. Tres de ellos estaban alerta por si llegaban los agentes. Una persona hace de ‘campana’ y les avisa para que se alejen cuando hay riesgo de decomisos. Un vendedor contó que en un operativo, los agentes le arrojaron al piso 80 tortillas. Todo fue a dar a la basura, pero él logró quedarse con su carrito y su paila. Él vuelve siempre a las calles, pues no tiene otro trabajo.

Los enfrentamientos entre informales y uniformados han aumentado este año. Mientras en el 2017 se reportaron 28 agresiones a agentes, en lo que va del 2018 ya van 50 casos graves, por el uso de armas contundentes y cortopunzantes.

Iván Toapanta es uno de los uniformados golpeados el sábado. Recuerda que a las 19:00 trabajaban normalmente en el control del espacio público y los comerciantes les arrojaron primero mangos y luego los golpearon con piedras y palos.

Él recibió una patada en la cara. Cuenta que entre cuatro personas lo golpearon en todo el cuerpo. Eso ocurrió mientras trataban de retirar a comerciantes que estaban en la zona y no tenían permisos.

Ante lo ocurrido, la institución dispuso que se analicen las cámaras de seguridad del sector y se recojan testimonios para identificar a los agresores. De momento -explicó Mosquera- el departamento jurídico analiza la figura legal con la que se presentará la demanda.

Según Mosquera, los agentes son agredidos con destornilladores, palos y piedras. Los sectores más conflictivos son La Marín, la J (Solanda), Las Cuadras, Cablec (Guajaló) y el Comité del Pueblo, entre otros.

Se calcula que en la ciudad hay 11 000 comerciantes informales, frente a 950 agentes, quienes se encargan de controlar el uso del espacio público, pero también realizan tareas relacionadas con el turismo y la gestión de riesgos.

Para los operativos se implementó un trabajo especial con la difusión de las normas para el comercio autónomo, disuasión y, finalmente, sanciones.

En esta última, los gendarmes hablan con los comerciantes en los puntos críticos. Luego hacen intervenciones para recuperar el espacio público. En algunos sitios han colocado vallas y se usan drones, motos y más personal para alejar a los vendedores. Cuando nada funciona, les quitan la mercadería.

Ahora, los agentes coordinarán con la Policía Nacional para volver más efectivos los operativos. Pero según Marco Córdova, profesor investigador de la Flacso, estas medidas no son una solución a largo plazo. Afirma que es un problema complejo, pues no se trata solo de uso de espacio público sino de los niveles de desempleo no solo en la ciudad sino en el país y en la región.

Hay que buscar soluciones intermedias, dice Córdova, para que se pueda ejercer algún tipo de trabajo informal con mayor orden, en sitios y horas e incluso épocas específicas, como la Navidad, y con apoyo logístico del Municipio para el aseo y el mantenimiento.

Podría efectuarse un censo para registrar a quienes participarán en el plan y así evitar la infiltración de actividades delictivas en este tema.

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