La muerte de un fiscalizador de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), tras un atropellamiento, muestra que el trabajo que desempeñan estos funcionarios conlleva riesgos inherentes a su actividad. Pero, pese a esto, no disponen de un tipo de seguro especial.
El agente fallecido, el pasado martes, en el sector de La Marín, cuenta con la afiliación al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Falleció, en horas de la mañana, cuando se dirigía hacia el parque Bicentenario, en el norte de la ciudad. Debía respaldar un operativo de movilidad a propósito del concierto de Metallica.
Su familia tiene dos respaldos legales para solventar los gastos mortuorios. En primera instancia está el del IESS y el SOAT. Adicionalmente está el que el que otorga el Municipio de Quito a todos los empleados y trabajadores que perecen en un accidente de tránsito. La cobertura de este último llega hasta USD 7 000.
El atropello del agente civil es el caso más grave que se ha registrado en los cuatro meses desde que el Municipio asumió las competencias de tránsito. Pero no es el único. En este tiempo, 40 trabajadores de la AMT han sufrido varios percances. Todos leves. Entre ellos se destaca un número no determinado de accidentes en motocicletas y golpeados.
Además, un atropellado y un asaltado. Las principales afecciones a la salud son de tipo respiratorias. Esto, debido a que laboran en sectores de alta circulación vehicular.
Para Walter Enríquez, supervisor de la AMT, este es un tema que se debe tratar pronto para garantizar la integridad de los agentes. Aunque, precisó, que como institución no se los ha abandonado. Sobre todo cuando trabajan en zonas con altas emisiones de esmog se les provee de los materiales para protegerse. Por ejemplo, citó, que en los túneles laboran con mascarillas para que no inhalen el gas. Pese a esto muchos agentes prefieren no utilizarlo alegando que transpiran demasiado durante sus jornadas.
Una solución adicional es que los agentes no permanezcan en un mismo sector por varios días o semanas, sino que roten. Así también se busca que no desarrollen “simpatías o antipatías” con los conductores de los sitios hasta donde son asignados para su tarea.
Luis Toapanta, agente civil, cubría ayer la avenida Maldonado, en el sur de Quito.
Él comentó que los sitios más riesgosos durante el control del tránsito, en esta zona de la ciudad, son los principales corredores viales que van por las avs. Mariscal Sucre, Napo y Maldonado. En las intersecciones deben tener más cuidado.
Un ejemplo está en la av. Napo y Juan de Alcázar, en Chimbacalle. “Allí confluyen cuatro vías y nosotros estamos en media calle”, señaló.
Mientras, Enríquez espera que este tipo de coberturas se discuta a al amparo de la Ley de Seguridad Ciudadana.
Pero los agentes de tránsito no son los únicos que tienen una ocupación con altos índices de siniestralidad.
También está personal como los bomberos, los guías penitenciarios o los socorristas. Los primeros sí cuentan con un seguro de vida que toma en cuenta los peligros de su trabajo. Un integrante de esta entidad, que pidió reserva de su nombre, dijo que desde hace 10 años que ingresó a la institución cuenta con este respaldo. Aunque no precisó el monto.
En el caso de los guías penitenciarios, la situación es igual a la de los agentes civiles. Un funcionario del Ministerio de Justicia comentó que se ha planteado esta preocupación por el bienestar de quienes desempeñan este tipo de trabajo, pero que todavía no se ha resuelto nada al respecto.
Punto de vista
‘Un seguro especial cuesta más ‘
Pablo Cevallos, maestro de la Universidad San Francisco
El tipo de cobertura de los seguros se da por muerte o incapacidad de su titular. El caso de bomberos o agentes civiles resulta poco rentable para las aseguradoras porque son personas que por su trabajo están más expuestos a sufrir accidentes, en muchos casos, mortales. La siniestralidad en este grupo de trabajadores es muy alta en comparación a otras profesiones. Pero esto no significa que no se lo pueda hacer.
Las aseguradoras impondrán primas más altas para cancelar por los asegurados. Esto se lo podrá hacer a nivel de aseguradoras privadas, pues en el IESS no existe una distinción especial al momento de decir que por determinada profesión se va a cubrir de forma especial a los trabajadores que se dedican a cubrir emergencias. Si se lo hace sería discriminatorio con ellos porque se les exigiría más requisitos de asegurabilidad.
Esto no implica que exista una compañía que no lo haga. Hay exigencias sobre los límites de los riesgos, cobertura y el monto de la prima.