Quito a debate, Metro y peatonalización

Juan Paz y Miño/ historiador

La ciudad de Quito se verá afectada por un conjunto de acciones cuyas consecuencias son todavía impredecibles. Dos decisiones últimamente tomadas por el Municipio capitalino, esto es la peatonalización del Centro Histórico y la construcción del Metro, cambiarán la vida urbana en el mediano y largo plazos.

Pero otra decisión, la que resultó de la consulta popular del pasado 7 de mayo, en la cual la mayoría de quiteños resolvió prohibir las corridas de toros en las que se mate al animal, afectará cierto tradicionalismo de las Fiestas de Quito, dentro de algunas semanas.

La coincidencia entre peatonalización y metro parece, por las previsiones que han señalado algunos expertos en urbanismo, que podría traer un rápido riesgo para el Centro Histórico, que perdería su dinamia, se abandonaría lentamente, quedaría expuesto a un flujo (el Metro) impresionante de población flotante, o paulatinamente convertido en un espacio “aislado” para la comunicación entre el norte y el sur.

Naturalmente, todo ello, sostienen los urbanistas, implica que habría que tomar medidas correlativas para que el Centro no se “pierda”. Y, entre ellas, se ha sugerido la oferta de viviendas, la ampliación de arriendos para jóvenes universitarios, la potenciación del comercio y del turismo sustentado no solo en el patrimonio histórico del Centro capitalino, sino con plazas y restaurantes al aire libre, etc.

Incluso, se debate si en el futuro convendrá permitir la construcción de garajes en determinadas casas, algo que seguramente merecerá tratarse “con pinzas”, a fin de no afectar el patrimonio arquitectónico. Los quiteños tienen la posibilidad de comenzar a debatir sobre estos temas, con responsabilidad y seriedad.

Las fiestas de Quito también entran a debate. Porque las corridas de toros no serán más lo que fueron y, sin duda, en el futuro se verán rápidamente afectadas por el peso que van adquiriendo en la sociedad quiteña y particularmente en las nuevas generaciones, los criterios ambientalistas y de protección a los animales. La ‘tradición’ y ‘renombre’ de los toros no son los argumentos más sólidos para conservarlas.

Pero también se imponen los cambios desde la perspectiva de la historia. Hemos celebrado el 6 de Diciembre como día de la fundación de Quito y hemos reconocido a Sebastián de Benalcázar como su fundador. Esto es un mito. En estricto acuerdo con las actas existentes, Diego de Almagro fundó el 15 de agosto de 1534 la Ciudad de Santiago de Quito y el 28 del mismo mes la Villa de San Francisco de Quito, nombrando, además, sus dos alcaldes y sus ocho regidores.

El 6 de Diciembre de 1534, ya en la Villa de San Francisco de Quito, Benalcázar lo único que hizo es llamar a los alcaldes y a los regidores para que “residiesen en ella y administrasen en ella la justicia de Su Majestad y que usasen de los dichos oficios”, añadiendo: “Conforme a la fundación y elección que hizo el magnífico señor don Diego de Almagro”. En consecuencia, será mejor que, en adelante, se hable del Día del Cabildo de Quito y no de la fundación de la ciudad, que ocurrió el 28 de agosto y que, aún más, alcanzó el título de ciudad, recién el 14 de marzo de 1541, por Cédula concedida por Carlos IV.

La peatonalización y el Metro cambiarán la vida urbana en el mediano y largo plazos en el Centro.

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