Nancy Ayala pagó USD 17 por el consumo de agua potable en su casa, en agosto. Ella vive en la calle Mañosca.
A pocos metro de su casa está ubicado el tanque de Chaupicruz 1, donde hace seis meses se instaló un nuevo macromedidor que registra que en el sector se consumen 43 litros por segundo.Está previsto que se instalen 360 macromedidores más en todos los tanques del Distrito Metropolitano (180 están dentro de la ciudad). El propósito es medir el caudal de agua que sale en cada segundo. Los datos se enviarán a una base, cuya central se ubicará en el Parque Metropolitano.
Para Ayala, esta es una buena iniciativa, porque permitirá contar con un registro real de la cantidad de agua que utiliza cada barrio. “En caso de que haya racionamientos, tendrían que hacerlo en función a la demanda”.
El proyecto cuesta USD 8 millones. Wilson Oña, subgerente de Agua Potable de la Empresa Municipal, explicó que se están adecuando estos macromedidores en cada tanque de reserva. Con lo que se podrá obtener un registro real del consumo en cada sector.
El proyecto de instalación total de los nuevos medidores se realizará en etapas. Actualmente se cumple la primera, que consiste en adecuar 53 medidores en los tanques del sur de Quito, por un costo de USD 600 000.
Uno de los principales problemas que se registran en el consumo de agua es que un buen porcentaje no se factura y su uso es ilegal. Según Oña, en Quito el 34% del líquido que se consume no es facturado. Las razones: desperdicio por instalaciones defectuosas, por manipulación de medidores y por conexiones clandestinas.
“En el sector rural del Distrito es donde más se evidencia este tipo de problemas”.
Rosa Angopolo vive en el sector de Amaguaña, en La Vaquería. En esta comunidad el agua tratada también es utilizada para regar las pequeñas parcelas y para dar de comer a los animales. Los vecinos solicitaron la administración del recurso.
“Nosotros nos organizamos para distribuirnos el caudal y no tenemos medidores. El reparto es equitativo”, dice Angopolo.
En la ciudad son comunes las instalaciones y conexiones ilegales. En opinión de Oña, otro propósito de la instalación de los macromedidores es saber cuánta agua se pierde por tanque de reserva y por día. “De este modo se determinará en qué sectores el agua se está mal utilizando”.
En Quito existen 420 000 conexiones domiciliaras legales de agua potable.
Según María José Troya, presidenta de la Tribuna del Consumidor, la existencia de medidores dentro de las casas sirve para que los usuarios paguen por lo que consumen. Para ella, las conexiones ilegales perjudican al consumidor. “Obviamente, la tarifa se incrementa por el desperdicio”.
Dentro del reglamento interno de la Empresa Municipal de Agua Potable, una vez detectada una adulteración en un medidor se coloca otro nuevo. El usuario debe pagar el costo del medidor (USD 25) y la factura del primer mes multiplicada por seis.
La instalación de cada macromedidor dura dos horas. Durante ese tiempo, el sector que se abastece del tanque intervenido se queda sin el servicio. La Empresa Municipal de Agua Potable anuncia con anterioridad el horario de los cortes del servicio.
En la ciudad se consumen 7m³ de agua por segundo, es decir 7 000 litros. Las cuatro principales plantas de tratamiento son la de El Troje (500 litros por segundo), Puengasí (2 400), Bellavista (2 400), San Carlos (80) y la planta de El Placer (600). Estas abastecen el 80% del agua que se consume en la capital.
Oña informa que en julio, agosto y septiembre, el consumo de agua se incrementa en un 20% por el verano. “Cuando las lluvias empiezan, el consumo de agua disminuye”, añade.
Los sectores en donde se han instalado nuevos medidores son: Alpahuasi, La Forestal Media y La Forestal Alta, Chaupicruz 1 y en El Troje Bajo.
En diciembre entrarán en una fase de prueba y para el próximo año concluirá la primara etapa del proyecto.
Ayala está en contra del consumo ilegal de agua y espera que sea regulado. Mientras tanto, ella aspira a que el recurso sea utilizado de manera adecuada .