210 529 baches fueron tapados en el Distrito, pero aún quedan más

Las maniobras bruscas y los frenazos imprevistos son comunes en la calle Alamor, entre la Rafael Arteta y la av. Maldonado, en el sector de El Recreo. El pasado viernes, en lugar de dos carriles, los conductores formaban una sola fila para esquivar los huecos y los más de 15 adoquines que se encontraban sobre la vía, convertidos en obstáculos.

Rita Delgado, quien vive en esa calle, aseguró que los accidentes son frecuentes debido a las malas maniobras de algunos choferes. Recuerda que la última vez que arreglaron esa vía fue en el pasado enero. “Personal del Municipio dejó material amontonado al frente de la casa, pero nunca vinieron a terminar la obra. Tuve que contratar un camión para retirar el material donde empezó a acumularse la basura. Necesitamos una solución definitiva”.

En cinco meses, la Epmmop ha utilizado 6 579 m³ de asfalto en caliente en las obras de bacheo. La administración municipal ha invertido USD 1 578 960.

En las calles Benancio Estandoque, Simón Rueda y Francisco Rueda, en el sector de Solanda, las huellas de anteriores trabajos sobre los huecos son innumerables. Pero Dolores Rosas, moradora del sector, dijo que las vías ya no aguantan más bacheo. Para ella, los huecos no solo son un peligro para los conductores, también para los peatones que pueden tropezar y caer, en especial los niños y los adultos mayores que caminan por la zona.

Desde su tienda, en la Benancio Estandoque, Luis Cáceres ha sido testigo de cómo los huecos de la vía se agrandan con el paso de vehículos livianos y transporte público. “Hace falta intensificar las obras”. Según datos del Municipio, el 89% de los baches intervenidos (189 476) no superan el medio metro cuadrado.

Los agujeros en las vías se volvieron a llenar de agua con las lluvias del jueves y el viernes. Eso impedía a los conductores anticipar una maniobra o calcular la profundidad. Algunos choferes pasaban de largo.

Por eso, cuando Daniel Vásquez caminaba por la calle Oe7, la principal vía en el barrio Las Cuadras de Chillogallo, esperaba que los carros terminen de pasar los baches para evitar que lo salpicaran de agua sucia.

En la av. Martha Bucaram, en el sur, Roberto Espinoza, chofer de la unidad 33 de la cooperativa Latina, explicó que una de las averías más frecuentes por el mal estado de algunas vías es el daño en la suspensión de los vehículos. “El año pasado se tuvo que cambiar de paquetes dos veces”.

Evitar los baches casi es imposible en la av. Ecuatoriana. A la altura de la Ignacio Lecumberry, en un área de aproximadamente 10 m², la vía está llena de desniveles porque los adoquines están fuera de su lugar. Entre los espacios que quedan entre los adoquines se filtra el agua.

Fanny Robalino, moradora del sector, explicó que personal del Cabildo acomodó los adoquines y cubrió con asfalto. “Pero el material se fue con la lluvia. Así solo se malgastan los recursos y el tiempo. La solución debe ser integral”.

Hace más de una semana, los adoquines de otro tramo dañado fueron removidos para arreglar la vía. Luego de eso, Robalino, aseguró que la obra quedó abandonada y los adoquines, amontonados en el parterre.

En la esquina de la calle Sozoranga y Pilaló, en La Gatazo, las calles están muy destruidas. Esta es una importante ruta alterna entre la av. Cardenal de la Torre y la av. Mariscal Sucre. No obstante, los conductores la evitan por el mal estado de la vía.

El constante bacheo también forma desniveles sobre el asfalto. Eso es lo que sucede en la calle Condamine, en el sector de La Vicentina, en el norte. Las huellas de anteriores bacheos se confunden entre las fisuras que se observan sobre la vía. En el interior de los vehículos se siente el traqueteo por los desniveles que ha ido dejando la obra pública.

El mismo escenario se observa a lo largo de la calle Iñaquito, en el norte. Pero los huecos son más numerosos alrededor del mercado de Iñaquito. A la altura de la calle Villalengua, el tránsito se vuelve lento por las actividades comerciales de la zona y por la extensión de los baches sobre el pavimento.

Al llegar al tramo dañado, los conductores reducen significativamente la velocidad, lo que genera congestión, especialmente en las horas pico.

En la Villalengua, el asfalto dañado seguía desprendiéndose y aumentando el tamaño de un hueco de más de un metro cuadrado. Lo mismo sucedía con los agujeros de la calle Jorge Drom, que se abrían junto a otros tramos ya intervenidos. En total se han reparado 678 calles, en 49 barrios. Un grupo de 160 obreros tienen la tarea de seguir tapando los baches que hay en la ciudad.

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