El 2011 terminó sin que se concretara la operación del Corredor Sur Occidental. Los 21 andenes siguen sin utilizarse y por la vía exclusiva circulan vehículos particulares. El plan era que el sistema troncalizado que va desde Quitumbe hasta el Seminario Mayor empezara a funcionar de manera provisional en diciembre pasado.
En la inauguración de las 26 paradas del Corredor Central Norte, el pasado 4 de enero, el alcalde Augusto Barrera anunció que el Sur Occidental empezará a funcionar “en las próximas semanas”. Carlos Páez, secretario de Movilidad, dijo que eso depende de un acuerdo con los transportistas y del tiempo que se demoren en instalar puertas izquierdas en las unidades.
Según la propuesta del Cabildo, la operación provisional del corredor se implementaría con 270 buses tipo con puerta izquierda. Estas unidades se dividirán en tres grupos. El primero será parte del sistema troncal, el segundo trabajará en el servicio de alimentación y el tercero operará en un subsistema de ramales. Es decir, un grupo de buses recorrerá algunos barrios del sur y se integrará al corredor vial, sin trasbordos. La propuesta inicial consiste en la habilitación de cuatro ramales hacia el occidente del corredor y otros dos hacia el oriente.
Sin embargo, para José Santamaría, representante de los transportistas, los diálogos aún no terminan. “Aún está por definirse tiempos, costos, sistemas de operación, reubicación de las unidades. Estamos abiertos al diálogo, pero también es responsabilidad del Municipio”. No precisó una fecha para el inicio de la operación, pero aseguró que se necesitan al menos cuatro meses para completar la instalación de puertas izquierdas en la flota que trabajará en el sistema.
A María Catota, trasladarse desde La Dolorosa Alta, en Quitumbe, hasta La Marín le toma más de una hora. Su casa está a 15 cuadras de la parada de la única línea de bus que llega al barrio. Ella cree que si el Corredor Sur Occidental empieza a funcionar con articulados, otros buses podrían llegar más cerca de su casa.
El modelo económico es otro tema de análisis. Según Santamaría, es necesario un ingreso mensual de USD 7 000 por unidad, para alcanzar un equilibrio económico que permita cubrir los gastos de operación, salarios, mantenimiento y una rentabilidad suficiente para la renovación de unidades.
Tampoco está definido el proceso de selección de buses y conductores. Páez explicó que en el área de influencia del corredor operan 13 empresas de transporte. En la primera fase se integrarán ocho operadoras que actualmente circulan por la av. Mariscal Sucre. Los que no se integren al corredor prestarán el servicio en zonas fuera del área de influencia y que carecen de transporte.
También está por resolverse la operación entre la av. Rodrigo de Chávez y Miraflores, donde los seis carriles de circulación se reducen a cuatro. “Se están haciendo pruebas de campo para determinar tiempos y modelos de operación. Además, hay que evaluar el uso de articulados”, dijo Páez.
Para Elizabeth Vega, estudiante universitaria, lo más beneficioso para los usuarios del transporte público es que en ese tramo los articulados también tengan su vía exclusiva. Mientras se concreta un acuerdo, las paradas siguen vacías y custodiadas por guardias privados. En varias ya se ven grafitis, barandas destruidas y vidrios rotos. Para Luis Almache, vecino de San Diego, el funcionamiento del corredor no solo le ahorraría tiempo sino también dinero, porque pagará un solo pasaje.
Un modelo operativo con críticas
Los 35 buses tipo que se contrataron para la operación provisional del Corredor Sur Oriental fueron reemplazados por buses articulados y se integraron al sistema de alimentadores. Las unidades que no se integraron al corredor aún siguen operando por los carriles paralelos al corredor que va de Quitumbe a La Marín.
Para José Santamaría, presidente de la Cámara de Transporte de Quito, el plan operacional no fue adecuado porque en lugar de reorganizar las rutas, se generó una competencia entre el corredor y los buses convencionales. “Además, hay rutas que tienen servicio de transporte y que se sobrecargaron con el servicio de alimentadores”.
Para las autoridades municipales, la operación de este corredor redujo a 40 minutos el tiempo de viaje desde Quitumbe hasta La Marín y facilitó, principalmente la movilización de los estudiantes universitarios que viven en el sur de la ciudad. Actualmente, el corredor moviliza a
90 000 personas al día.
Para Édison Yánez, ingeniero en transporte, el cambio de convencionales a alimentadores tampoco significó una reorganización de las rutas. “La operación de las rutas depende del permiso emitido por el Municipio. Si se lo retira debe haber una indemnización”.