Un camino de tierra conduce hacia el barrio Santa Clara No. 3. Está ubicado en una colina del suroccidente de Quito.A este sector no llega el transporte público. A los vecinos solo les queda caminar entre 10 y 15 minutos sobre la vía principal que conecta al barrio con La Libertad de Chillogallo.
Fanny Artos vive en este lugar desde hace 10 años. La ama de casa afirma que la falta de agua potable, luz eléctrica y alcantarillado complican los quehaceres de su hogar.
El agua se reparte en dos grifos para todo el barrio. Los vecinos se abastecen del líquido vital por turnos. Artos tiene que tomar agua en una manguera por una hora a la semana. “Eso tenemos que hacer alcanzar para la comida, bañarnos y para lavar”.
Artos espera que luego de que el Municipio legalizó este barrio, la situación mejore. “Esperamos que con eso nos den los servicios básicos”.
El Cabildo emitió la legalización de Santa Clara No. 3 y de otros 14 barrios. Entre ellos está Primavera del Sur.
En este lugar, las calles son adoquinadas y cuentan con todos los servicios básicos. Rafael Hidalgo, morador del sector, afirma que eso lo consiguieron mediante la organización barrial.
“Los vecinos nos unimos y construimos las calles y realizamos los estudios para el alumbrado”. Añade que no recibían ayuda del Municipio, porque eran un barrio ilegal.
Primavera del Sur se formó desde hace 20 años, cuando los moradores compraron las tierras a Luis Lupero, según explica César Parco, presidente barrial.
En ese entonces, los terrenos costaban un promedio de 5 millones de sucres. “Nos prometían las escrituras individuales, pero el ofrecimiento nunca se llegó a concretar”, dice Elsa Gaybor.
Otro problema para la legalización fue que el barrio estaba asentado sobre un área de equipamiento (destinado a la construcción de escuelas, universidades y hospitales).
“El Municipio tuvo que cambiar el uso de suelo para poder legalizarnos”, dice Parco.
Afirma que todavía hay obras pendientes, como el adoquinado de las calles transversales. Ellos aplicarán a un plan municipal para la conclusión de obras. “Ahora somos legales y estamos en nuestro derecho ”.
Luz Chizaguano, moradora del sector Daniel Serrano, ubicado junto a Primavera del Sur, también guarda la esperanza de mejorar sus condiciones de vida, luego de la legalización.
Este es un barrio de tres cuadras. Las calles son de tierra, tienen agua potable pero no cuentan con tendido de energía eléctrica. Las áreas verdes son terrenos baldíos y sin equipamiento.
Víctor Lema vive en este lugar desde hace 12 años y dice que han sido víctimas de engaños. “Cuando compramos los terrenos nos ofrecieron escrituras, pero nunca nos entregaron”.
El mismo ofrecimiento recibieron los moradores de Trinidad de Guamaní, quienes lograron la legalización luego de 20 años. Fanny Sotomayor vive en este sector desde hace 10 años. Ella comenta que las obras de alcantarillado, luz eléctrica y adoquinado las lograron en base a mingas barriales.
La concejala Elizabeth Cabezas, presidenta de la Comisión de Territorio, asegura que la meta del Cabildo es legalizar a 100 barrios cada año. Afirma que el Municipio estableció que hasta que los sectores no sean legales no podrán tener obras de equipamiento urbano. “Esto evitará que los asentamientos informales se extiendan. Solo quienes tengan sus papeles en reglas podrán recibir obras”.
Los moradores de Santa Clara No. 3 esperan la respuesta municipal. Artos dice que es muy duro vivir sin servicios básicos: “No perdemos la esperanza de mejorar nuestra situación”.