Francisca Núñez trabaja en una oficina de la avenida República y La Pradera. De 13:00 a 14:00 tiene receso para almorzar.
No tiene un menú en especial, come lo que se le antoja. Para ella, trabajar en este sector le resulta beneficioso, pues la oferta de comida es amplia. “Desde hace un año, los locales aumentaron en La Pradera, había solo cuatro”.La calle nace en la avenida República, atraviesa la calle Diego de Almagro y termina en la avenida 6 de Diciembre.
Tiene una extensión de 700 metros, donde hay 12 locales de comida. Siete restaurantes que ofrecen almuerzos, tres de comida rápida, una parrilla y un chifa.
Ayer, Núñez eligió comer parrillada y visitó El Parrillón. Saboreó un lomo asado con papas cocinadas y una ensalada.
Esteban Galarza es propietario de ese local, que abrió hace 10 meses. Se ubica frente a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Ahí ofrece carnes asadas. El restaurante tiene mesas con manteles ocre, sillas bien tapizadas, música amena y meseros que visten frac.
“Esta es una buena zona para los negocios de comida”, asegura Galarza, quien atiende a 100 clientes diarios. Las personas que llegan a su local son, en su mayoría, oficinistas. Los costos varían entre USD 10 y USD 15 por plato.
A partir de las 13:00 hasta las 15:00, el movimiento en su local aumenta. Los autos empiezan a parquearse en la parte exterior. Hay dos guardias.
La historia de esta calle empieza el 18 de junio de 1935, cuando se aprobó la construcción de la Ciudadela Universitaria en la hacienda La Pradera. Una de las primeras edificaciones fue el Colegio Militar Eloy Alfaro.
Esta vía tiene 18 metros de ancho. En las esquinas, los bordes están rotos, los cables de luz se encuentran en el aire enredados y el tramo, desde la Flacso hasta Aneta, es desolado.
Daniel Saymur terminó de estudiar abogacía hace seis meses y ahora pretende entrar a la Flacso para seguir una maestría. Ayer, a las 12:00 comió un mote con chicharrón en el local Las fritadas de Shalom, ubicado en la esquina de La Pradera y Diego de Almagro. Roberto Taco es el dueño de este puesto. Lo abrió hace dos meses. “Me ha ido bien, gracias Dios”. Su única queja es por la poca vigilancia policial. El sábado fue asaltado por dos hombres en esa calle. “No hubo a quién pedir auxilio. Se me llevaron un celular”.
Según el Observatorio de Seguridad Ciudadana, en este sector se han registrado 66 delitos a la propiedad y dos robos de vehículos, entre enero y agosto de este año . En el sector hay una Unidad de Policía Comunitaria (UPC).
Fabiola Cuesta trabaja en el local de comidas Santa Luz. Ahí ofrece almuerzos a USD 2,5 . Hace un año abrió su negocio y reconoce que la venta es buena, pero también hay competencia. “Hay que ganarse los clientes”.