Vasijas, medallones de oro y ollas de cerámica, originarias de la cultura Quitus, son algunos de los vestigios que se encuentran en el Museo de Sitio de La Florida.
Está construido sobre 1 000 m² y ubicado a 500 metros sobre la avenida Occidental, en el barrio San Fernando, diagonal a la Jefatura de Tránsito, en el noroccidente de la urbe.
El sitio muestra los vestigios de esta cultura, que se asentó desde los años 220 d.C. hasta los 640 d.C., en los períodos de Desarrollo Regional e Integración.
Pero uno de los mayores hallazgos en el lugar son las 10 tumbas, de 17 metros de profundidad y de 2 metros y medio de diámetro cada una, que aparecen en el suelo y develan la forma de enterrar a los muertos.
Una recreación muestra a 16 cuerpos, en posición fetal, ubicados en tres niveles, separados cada uno por pequeñas mesas denominadas tiangaz.
Las tumbas y los alrededores de las excavaciones tienen como cubierta una estructura metálica con un domo blanco, con el cual se protege al lugar de la lluvia.
Para Holguer Jara, jefe de Investigaciones del Fondo de Salvamento (Fonsal), este es un sitio sagrado. “En esta zona alta de la montaña, los Quitus se dedicaron a su ritualidad, ceremonial y práctica de religiosidad, donde se refleja el pensamiento de sus integrantes respecto a la muerte”.
Los primeros hallazgos se realizaron en 1980, aunque los registros bibliográficos indican que en 1925, Jacinto Jijón y Caamaño alertó sobre el gran material cultural cerámico de este sector.
A inicios de los ochenta, durante las construcciones en la zona aparecieron vasijas de cerámica, las cuales fueron cuidadas por el Banco Central. La Unidad de Arqueología del Fonsal se ha encargado de su mantenimiento desde el 2002 hasta la actualidad.
240 piezas de cerámica con diseños geométricos, vasijas, 110 piezas de oro, cuatro ponchos de spondylus y restos óseos de 55 personas, especialmente de adultos, fueron hallados por los arqueólogos. Además de las estructuras óseas, se encontraron vestigios de las prendas con las cuales fueron enterrados.
Paola León, odontóloga forense, reconstruyó con cerámica los rostros de los individuos de aquella época. Lo hizo teniendo como guía a los cráneos hallados. Dos muestras de su trabajo permanecen en la única sala de exhibición del museo.
Facciones toscas de una mujer, cubierta su cuerpo con una tela de concha spondylus, que según Jara, se debe al intercambio comercial que esa cultura tenía con otras de la Costa ecuatoriana.
En el otro lado está la recreación de un hombre, que tiene en la punta de su nariz un objeto circular de oro y cobre. Su cuerpo también está cubierto por una tela con concha spondylus y madre perla. Con el apoyo de expertos de la Universidad Católica se logró determinar que en el fondo de las vasijas encontradas habían cepas y levaduras, pertenecientes a la chicha, que colocaron estos ancestros junto a los cuerpos, antes de enterrarlos.
Además, desde el museo se tiene una vista panorámica del aeropuerto Mariscal Sucre. Liliana Ramos, una de las guías del museo, cuenta que había un gran lago, que se extendía hasta el sector de La Carolina, pero que en la época de la Colonia se secó.
Este sitio consta en el Atlas Arqueológico de Quito.
Los horarios y la ubicación del museo
El museo está ubicado en la calle Antonio Costas N52-104, entre Antonio Román y César Villacrés, sector de La Florida Alta, a la altura del barrio San Fernando, que está diagonal a la Jefatura de Tránsito.
El horario de atención es de miércoles a domingo, a partir de las 08:30 hasta las 16:30. La entrada es gratuita. Alrededor de 600 personas cada mes visitaron este museo el año pasado.
En caso de visitas de alumnos de escuelas y colegios, los interesados pueden contactarse con el teléfono del Fondo de Salvamento, el 2280 504. Allí se coordinará las fechas y los horarios para los recorridos.
El Municipio, a través del Fondo de Salvamento (Fonsal), realizó la instalación de este
Museo de Sitio donde se muestran las tumbas, con una inversión aproximada de USD 500 000.