Quito y el Bucaramato

 Juan Paz y Miño / HistoriadorHace poco, una carta del general Paco Moncayo revivió los recuerdos sobre Abdalá Bucaram, presidente del Ecuador durante seis meses (1996-1997). Se ha comentado que con ella “la verdad” florece, se lavan “culpas” y los “perdones” llegan. Como si Quito pudiera olvidar aquello que sus ciudadanos vivieron y de lo cual todos pueden dar testimonio directo: vivíamos un régimen corrupto y escandaloso.Al comenzar enero de 1997, los estudiantes colegiales agrupados en la FESE comenzaron a tomarse las calles de Quito y a enfrentar a la Policía. Los heridos fueron ascendiendo. También el Frente Popular (FP) organizó una marcha que tomó la Plaza Grande. Para el 11, el Frente Patriótico integrado por la Coordinadora de Movimientos Sociales (CMS), el FP y el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) anunciaron la realización de un paro cívico para el 5 de febrero, que tuvo como finalidad conseguir del Congreso la destitución de Bucaram. Un grupo de 120 miembros de la CMS se tomó la Catedral de Quito, sin poder ser desalojados. Se tomaron la Plaza Grande otros integrantes del FP y miembros del Seguro Social Campesino. El 3 de febrero, los ex candidatos presidenciales Freddy Ehlers, Rodrigo Paz, Ricardo Noboa, Juan José Casteló, Jaime Nebot, José Gallardo, junto con los ex presidentes Osvaldo Hurtado, León Febres Cordero y Rodrigo Borja, con los jefes de bloque de oposición en el Congreso, más la CMS, suscribieron el pedido de destitución de Bucaram.  Movilizados por todas las convocatorias y acciones, se sucedieron protestas y manifestaciones en otras ciudades del país. La prensa no pudo “escapar” al clima general de la protesta. La Asamblea de Quito, encabezada por Jamil Mahuad, alcalde de la ciudad, se pronunció contra Bucaram y a favor del paro cívico. Como en cadena, se unieron más alcaldes en todo el país, incluyendo a León Febres Cordero, alcalde de Guayaquil. El número de quienes se sumaban a las reacciones ciudadanas aumentó en forma imparable: estudiantes universitarios, empresarios, trabajadores, instituciones sociales, entidades profesionales, prefectos, organizaciones de mujeres, jóvenes, discapacitados. Hubo paro indígena, suspensión de clases, toma de carreteras.El 5 de febrero Quito vivió una jornada nunca antes vista: desde la Shyris arrancó una multitudinaria manifestación con rumbo al Congreso, que paralizó a la ciudad. En cada casa banderas con crespones negros, familias enteras con hijos y hasta nietos, todos con cacerolas, gritos, pancartas y banderas. ¡Qué consignas, cantos y gritos de aquellos momentos!: “El que no salta es loco”, “Bucaram fuera”, “Olé, olé, olé, ladrón, ladrón”, “Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, que el loco hijo de p… tiene que salir”, “Que se vaya, que se vaya”, “Se va el caimán, se va el caimán, se va para Panamá” y tantas otras entre publicables e impublicables. El día 6 de febrero el Congreso cesó a Abdalá Bucaram por “incapacidad mental” y nombró a Fabián Alarcón  presidente interino. El 7 reclamaban ser presidentes Bucaram, Alarcón y Rosalía Arteaga, la vicepresidenta. Habían comenzado las componendas y amarres de la clase política. Bucaram salió. Quedó Alarcón. Y la Rebelión de Quito de 1997 terminó frustrada por la politiquería.

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