Los venezolanos que se encuentran en Quito para turismo no pueden obtener dinero de sus tarjetas de crédito. Ellos han acudido a la Embajada de Venezuela en Ecuador. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
La venezolana Marjorie Silva, de 28 años, llegó a Quito el sábado 9 de mayo. Vino con su esposo y su bebé, Jesús Lara, de 9 meses. Se siente decepcionada porque luego de cuatro días en Ecuador, no ha podido conocer ningún lugar turístico.
Este miércoles 13 de mayo del 2015 a las 11:00 se encontraba en la entrada del Hotel Margarita 2, en los Ríos y Espinoza, a dos cuadras del parque Alameda, en el centro de Quito. Marjorie quería comprar pañales para su hijo y unos medicamentos porque tiene psoriasis. Pero no tiene dinero suficiente.
Con su niño en brazos contó que el sábado a las 23:00 intentaron pasar la tarjeta de crédito de un banco privado en un cajero del aeropuerto de Tababela. Pero ocurrió lo que temían: estaba bloqueda.
Durante su escala en Bogotá revisaron comentarios en Twitter de compatriotas. En ellos se advertía que los viajeros no podían acceder a los USD 2 200 a través de sus tarjetas de crédito, para gastos de servicios y bienes en el extranjero, debido a la nueva providencia, la 011, que reemplaza a la 125 desde el jueves 9 de abril del 2015.
A través de esta normativa se establecen los requisitos, controles y trámites para la solicitud de autorización de adquisición de divisas destinadas al pago de consumos en el exterior. Pero como ellos hicieron el trámite de autorización para obtener las divisas con anterioridad, pensaron que no tendrían inconvenientes.
En Venezuela rige un control cambiario que prohíbe la libre compraventa de dólares. Pero los ciudadanos de ese país tienen la alternativa de adquirir una tarjeta de crédito para costear viajes.
María Gabriela Salinas, de 32 años, es abogada. Al año tiene la opción de usar sus divisas para visitar varios países. El cupo les permite salir en dos ocasiones, si dividen los gastos. Así junto a su hijo Víctor, de 9 años, ha viajado a República Dominicana y Curazao en otras oportunidades.
“Todo iba bien, hicimos el trámite de autorización a principios de año. El 9 de mayo quisimos pagar por la comida y probar y nos salió un mensaje en la pantalla del cajero: error. Igual pasó al intentar pagar por el alojamiento en el hotel”, relata la señora”. Ella acudió a la Embajada de Venezuela en Quito, en la av. Amazonas, esta mañana. Igual hizo ayer.
María Gabriela ha solventado sus días en Quito con el efectivo que recibieron (USD 500 cada adulto) y recortando todo tipo de gastos. “No esperábamos pasar necesidades”, dice. Está junto a su hijo de 9 años y su madre, de 55.
En la plaza Borja Yerovi, en la calle Jerónimo Carrión, en La Mariscal, queda un hostal denominado Mi rincón venezolano.
Allí se hospedan Sonia Urdaneta, de 57 años; sus dos nietos, su hijo y su nuera. Llegaron el 9 de mayo. La señora se sostiene con el apoyo de su familia, ya que es la única con la tarjeta bloqueada. Ella tiene una cuenta con el Banco Provincial. Su familia con entidades financieras públicas, por lo que le costean el hotel y la alimentación.
La nuera, Keisla Prieto, cuenta que se sienten tristes. No han podido cumplir la agenda que tenían trazada. Iban a conocer la ciudad y claro, tenían la ilusión de comprar recuerdos. Unos zapatos para los niños en una tienda española. También protectores diarios íntimos, tampones, champú, que según dicen no pueden conseguir fácilmente en Venezuela.