La tecnología sirve para volver más inclusivo el turismo en Quito

Los tours a visitantes extranjeros por el Centro Histórico de la capital cuentan con guías especializados. Foto: Cortesía Agencia Latin America For All.

Los tours a visitantes extranjeros por el Centro Histórico de la capital cuentan con guías especializados. Foto: Cortesía Agencia Latin America For All.

Los tours a visitantes extranjeros por el Centro Histórico de la capital cuentan con guías especializados. Foto: Cortesía Agencia Latin America For All.

Las que hoy se conocen como ciudades Patrimonio de la Humanidad fueron construidas hace cuatro, cinco, siete o más siglos.

Eran épocas en las que, según los libros de historia, cualquier problema para ver, oír o movilizarse se volvía para las familias un motivo para mantener en casa a quienes los padecían o, en casos más grotescos, para pedir caridad.

Actualmente, por el contrario, los actores públicos y privados concuerdan en la importancia de ofrecer facilidades a las personas con discapacidad para integrarse plenamente a todas las actividades, incluidas pasear y conocer el mundo.

En diciembre pasado, la Organización Mundial de Turismo (OMT) resaltó la inclusión como una clave para la recuperación del sector turístico pospandemia, y la necesidad de mejorar cada vez más las condiciones para su desarrollo.

Hasta antes de marzo del 2020, la agencia quiteña de turismo receptivo Latin America for All recibía en promedio, al año, 50 visitantes extranjeros con problemas de movilidad.

Su gerente, Juan Francisco Marañón, organiza para ellos circuitos especiales por el Centro Histórico de Quito, con cuatro o cinco puntos de interés en media mañana; en general son viajeros con capacidad adquisitiva para quedarse en hoteles de categoría turista superior o primera y pagar USD 3 000 o más por un paquete completo que incluya alojamiento y movilización.

Este empresario reconoce que obviamente se quedan muchos atractivos sin visitar, pues no todos ofrecen facilidades de accesibilidad.

Alfonso Morales, coordinador en la Red de Turismo Accesible e Inclusivo del Ecuador, apunta que, con excepción del Museo de la Ciudad, este tipo de lugares no cumple con todas las especificaciones.

A esto hay que agregar -dice- que no existe un transporte público accesible para visitar, por ejemplo, El Panecillo; y es evidente una falta de uniformidad en la ubicación de las rampas en las veredas y espacios públicos, señalización podotáctil y carteles en escritura braille.

En España, la organización Ciudades Patrimonio acepta que sus complejos históricos, muy similares al de la capital ecuatoriana, no fueron concebidos para que todos puedan visitarlos y disfrutarlos por igual. Pero la tecnología ha servido para ir mejorando estas condiciones y facilitar así la planificación del viaje de personas con algún tipo de discapacidad y de sus familias.

Así, solo para poner un ejemplo, Santiago de Compostela cuenta con una página web donde se especifican las condiciones de accesibilidad de cada uno de los atractivos de su centro histórico. Quienes no pueden subir las gradas de piedra para ingresar a la catedral de Obradoiro, pueden saber de antemano dónde está ubicada la puerta lateral que tiene una rampa.

Además, su aplicación turística para teléfonos móviles cuenta con un segmento ‘accesible’, que especifica incluso los sitios de parqueo especiales para personas con movilidad reducida y opciones de alojamiento y comida para todo tipo de presupuestos, alquiler de silla de ruedas, etc.

En Budapest (Hungría), su información incluye además las mejores opciones de transporte público para que el viajero en silla de ruedas pueda moverse con autonomía, e incluso subir solo a la famosa rueda de la fortuna de 65 metros de altura para disfrutar las mejores vistas de esa urbe.

Y Viena (Austria) cuenta con un directorio de museos con representaciones en miniatura de grandes obras en altorrelieve, para el uso de personas con problemas visuales.

Quito Turismo promueve una serie de iniciativas encaminadas a un mayor turismo inclusivo, como la peatonalización de varias calles del Centro, capacitaciones y facilidades como tótems de información en braille y pantallas con lenguaje de señas, además del Distintivo Q otorgado a establecimientos que cumplen con las normas de accesibilidad.

Y ya hay blogueros como Cory Lee, un estadounidense con distrofia muscular, que afirma que “no hay razón para no disfrutar del Quito Histórico en silla de ruedas”.

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