Desde que comenzó la emergencia sanitaria, hasta este 22 de abril del 2021, más de 2 000 choferes de ese gremio de taxistas se contagiaron y 250 han fallecido por covid-19. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
En sus vehículos instalaron láminas acrílicas o de plástico para evitar el contacto directo con los pasajeros. Todo el tiempo usan alcohol y prohíben a los usuarios consumir alimentos o bebidas dentro de los vehículos; les exigen que utilicen mascarilla mientras los trasladan a sus destinos.
Sin embargo, esas medidas no han resultado completamente efectivas frente al incremento de casos de covid-19 entre los conductores de taxis en Quito. Carlos Brunis, representante legal de la Unión de Cooperativas de Transporte en Taxis de Pichincha, señala que más de 2 000 choferes de ese gremio se contagiaron y 250 han fallecido por esa enfermedad en la ciudad desde que comenzó la emergencia sanitaria a mediados de marzo del año pasado hasta hoy, jueves 22 de abril del 2021.
Entre los taxistas hay temor e incertidumbre. A pesar de que fumigan las unidades y se protegen de diversas maneras, los casos se incrementan de forma alarmante. Amílcar Alquinga, de la cooperativa radio taxi Ilaló 113, se contagió de coronavirus en agosto del 2021 a pesar de que se inyectó ivermectina, un medicamento difundido en las redes sociales que supuestamente ayuda a prevenir esa enfermedad.
Él sospecha que contrajo covid-19 en el momento que le aplicaron la dosis, pues en el local donde lo inyectaron hubo personas que no respetaban las normas de bioseguridad y se aglomeraron desordenadamente. Sus familiares lo llevaron a recuperarse en una clínica de Riobamba, centro del país, porque en los centros asistenciales de Quito no había camas disponibles.
Darío Herrera, presidente de la cooperativa Interoceánica Del Valle, también localizada en Tumbaco, asegura que 15 colegas se infectaron mientras laboraban. “Ninguno murió, pero algunos contagiaron a sus padres adultos mayores que sí fallecieron”.
La situación es insostenible -acota Brunis- y solicita al Ministerio de Salud Pública (MSP) que se vacune a los 30 000 taxistas que laboran en Quito ya que se encuentran en primera línea.
La última semana fallecieron dos compañeras del taxismo, acotó el dirigente. Una de ellas pertenecía a una empresa localizada en el barrio Obrero Independiente. “Hay casos de cooperativas pequeñas, de apenas 35 socios, en las que han muerto hasta tres personas, lo cual es muy grave (…) Casi todos los días emitimos notas de pesar”.
El directivo y su esposa también padecieron los síntomas de covid-19: pérdida del sentido del gusto y dolor de cabeza, pero lograron recuperarse mientras se encontraban confinados. Lamentó el deceso de Fernando Espinoza, presidente de la compañía Libertad con Trabajo, a quien describió como un compañero de lucha de su gremio.
A su criterio, lo más triste es que Espinoza era uno de los directivos que más se cuidaba de la pandemia y casi no salía de la casa. Su muerte se produjo de un momento para otro, sorprendiendo a quienes pertenecen a la Unión de Cooperativas de Transporte en Taxis de Pichincha.
Por la situación que se vive en la capital, los conductores permanecen en alerta y se lavan las manos hasta 10 veces al día. Cuando llegan a sus casas se desinfectan con alcohol y se bañan. Desinfectan las unidades cada dos horas con amonio cuaternario. También invirtieron USD 60 comprando las láminas acrílicas que los separan de los asientos posteriores de los vehículos.